Imágenes de página
PDF
ePub
[ocr errors]

de opinión que aquí se hallan, los quales hauiendo visto las trincheras y plataformas que V.E. dize, hallan las dificultades en guarnecerlo y defenderlo todo conforme a la demostración que hacen dello en sus paresceres por escrito. Lo que yo he preguntado a Don Francisco de Quirós, que trazó estas fortificaciones como cosmógrafo y no como ingeniero ni hombre prático en la fortificación, pues nunca ha tratado de ella en la guerra, como me lo ha dicho, es que si el intento de este disinio fué de trincheas (sic), como apartó tánto el recinto de la población (sin que en esto haya opinión contraria), ha de ser con tal quenta y rraçón que la muralla que se ha de cubrir no pida más gente que la que puede dar la misma población para guarnecerla, y que hoy nos hallamos con esta obra que ni es muralla ni trinchera, sino una defensa de tan gran embaraço, que el día en que sea menester defendella tenemos tres mill baras que cubrir, cosa tan imposible que la gente del Callao y el socorro de Lima, que es tan poco como se sabe, no sería número bastante para guarnecer dicha fortificación.

A todo ello no me dió satisfaçión ninguna Don Francisco de Quirós, porque a la verdad él erró el negocio, y quán grande haya sido este yerro él lo conociera si el caso de experimentarle hubiera llegado. Yo bien me pormeto que todos en tal día haremos el deber, y de lo que V.E. con el celo de tan gran ministro mandaría se hiciere en mejor forma, pero con licencia de V.E. estaría muy mal a mi reputación que si el Callao lo tiene Su Magestad por asegurado y que de esta manera me lo entrega V.E., que no sepa también que como ya le resçibo es con los defectos sobredichos de su fortificación y en la realidad y verdad con que se debe correr en esto, por andar tan en medio la honra y seruicio de Su Magestad, aun son indispensables los intereses entre padres y hijos.

Esta materia de poner el Callao en defensa es de las más graves y que con más necesidad instan a los términos breves, y así pertenesce a V.E., tanto por haber sido padre de esta Patria con tanta felicidad y quietud, como por ser de tan gran ministro el dar calor a que esta obra y defensa se haga como conviene y Su Magesctad lo entienda así, mayormente que para qualquier deliberación tiene V.E. puesta gran parte con la piedra que ha mandado conducir al dicho puerto, que aunque el fin haya sido fabricar un muelle, podría aprovecharse la piedra trayda y que se trugere, en cosa de mayor provecho. Remítome al acertado y mejor consejo que V.E. dará sobre esto a Su Magestad, a quien yo sin embargo escribiré lo poco que alcançare en la materia. 12 V. E. se sirve de decirme en su Relación las armas que dexa aumentadas, la artillería y pólvora, y es muy de ponderar todo esto,

8

8 Cfr. los párrafos 211 a 213: "Demás de las armas y pólvora que ha ido con los situados de Chile y con este socorro del Tucumán, tengo enviadas a Guayaquil otras trescientas bocas de fuego, y a Panamá doscientas, y 400 quintales de pólvora, y 200 quintales a Cartagena, gobernando aquella plaza el Maese de Campo Francisco

porque para el estado presente de las cosas, ha sido muy grande servicio de Su Magestad, en particular que se fuese siempre fabricando tanto golpe de pólvora, y aunque son algunas las armas que tenemos aquí y en el Callao, bien es que V.E. se sirva de llevar entendido que no hay, con gran parte, las que son menester, porque si el día que sobreviniese una invasión no hay de este género las bastantes, y las provisiones que se van haciendo a los puertos y provincias que han menester armarse, han de salir de aquí como V.E. lo ha experimentado en las provisiones que ha hecho, la consecuencia es llana: que vendrá a ser forçoso por conservar esta cabecera del Gobierno, faltar los socorros de todas las demás partes, o al contrario.

9

Aunque V. E. no se sirvió de advertirme en su Relación del estado en que yo hallé en el Callao la artillería, sino solamente las onze pieças que V.E. ha acrescentado, yo las ví todas, pero tan malparadas, que por falta de encabalgamentos las unas, y por necesçidad de adereço las otras, reconocí estar apeada la principal parte de la artillería de aquel puerto, y por ser cosa que instava tánto su remedio, ordené al Maese de Campo Isidro Coronado, a cuyo cargo está el Callao, al Contador Don Fernando Bravo de Lagunas, y al Contador Don Bartolomé Astete de Ulloa, Juez Oficial Real, y a mi Secretario que llevasen al Capitán de la Artillería consigo (como lo hicieron), y después de haver reconocido el daño de la dicha artillería, se hiço declaración por todos que costará el alivio, para que pueda servir la dicha artillería, de onze a doze mil ducados.

La propia orden llevaron los sobredichos para visitar los magacenes que V.E. cita en su Relación, 10 reconociendo lo poco que en ellos queda, como lo hicieron (que como V.E. dice, no puede todo que

[ocr errors]

de Murga, y a Arica otras doscientas bocas de fuego y treinta picas y cuatro piezas de artillería. Y sin la dicha pólvora que se ha enviado, y se ha gastado, había antes que V. E. llegase, 8.749 botijas, que tienen unas con otras a cincuenta libras o más, de las cuales se han acrecentado en mi tiempo seis mil ciento y cuarenta. Y de las armas, seiscientos mosquetes, 485 arcabuces, 60.000 balas para ellos, 800 carabinas, 867 picas, 435 lanzas de ristre, 301 arneses, 500 quintales de cuerda, 500 pares de pistolas de arzón, con sus fundas y demás pertrechos, que también los tenían las carabinas, mosquetes y arcabuces arriba dichos".

9 Cfr. el párrafo 214 de la Relación: "Y de la artillería, 11 piezas, las cinco medias culebrinas de 16 y 12 libras de bala, y las seis cuartos cañones de 12 libras, y 2.080 balas para ellas de bronce, 50 cureñas, 16 ruedas, seis juegos de contera con guarniciones de fierro, 178 ruedas de madera y otros pertrechos de menor importancia, como son 60 ejes, 80 culebras de cobre para cargadores, 90 guardacartuchos, 100 camellas de madera para el tiro de las mulas de campaña, 140 arrobas de hierro nuevo labrado en aderezos de ruedas y cureñas, y una bancaja con que se suspenden las culebrinas".

10 Cfr. los párrafos 217 a 219 de la Relación: "Hánse hecho también cuatro magacenes o ramadas, en que se ponen las de campaña, y las que hay de respeto y de sobra para la mar, y los árboles y madera, y las demás cosas que se ofrecen. Y dos atarazanales en que están recogidas las lanchas y se han fabricado las galeras. Y porque no sea todo referir los acrecentado, digo: que creo que los demás magacenes donde se guardan los bastimentos y géneros para las raciones de la gente de mar y para las carenas de los bajeles, los hallé más bien proveídos de lo que estaban cuando V. E. vino..."

[graphic]

dar igual). Verdad sea que el no haber hallado (según lo declaran los sobredichos) cosa ninguna para pertrechos y aprestos de mar, es gran desconsuelo para quien sabe, como yo, lo que estos géneros son costosos en todas partes a Su Magestad, tanto más en el Callao que cuesta todo al tres doble, y que estos pertrechos y aprestos sean de lo inexcusable, donde como en el Callao ha de sentar Su Magestad navíos de Armada no es cosa de duda, y así lo que se ha comprado hasta aquí ha sido con grave costa, sin embargo de hallarse al presente el cuerpo de Armada tan sin fuerça, como lo testifican los ministros referidos que también la reconocieron, bajel por bajel. Los quales declaran, juntamente con los marineros y hombres práticos del arte, que no hay navío de qué poderse hacer quenta alguna, supuesto que un navío que hay solamente de porte, que es la Capitana "San Diego del Milagro", demás de su mala fábrica por ser de merchantería, cierra tanto de arriba que no es posible jugar como conviene la artillería, y así, quando yo vine en él lo considerava y veía por mis ojos que de veinte y tantas pieças no podía servirse de las catorce, por lo qual venía la demás desarrizada, parte abajo y parte prolongada en los combeses sin sus cureñas, y siendo sobre todo esto un bagel de tan malas mañas como es notorio, afirman y testifican los marineros y práticos (como se reconoce en sus declaraciones), que podrá servir dos años de la manera que hoy está, pero no más tiempo; que habiendo de servir se han de gastar más de sesenta mill pesos de a ocho reales en su adorno, declarando las causas que necesitan de dichos gastos, y aunque yo he trabajado para que se pongan otras seis piezas más de las que tenía para este viaje que ha de hacer la Armada, siempre es con el mismo riesgo de que puedan aprovechar.

11

En los demás bageles no represeento a V. E. la fuerça que me dexa en ellos, porque si la Almiranta V.E. mismo me dice que al fin es navío que podrá servir de buen patache (y ojalá que para esto fuera bueno, porque pataches de guerra he tenido yo que han podido abordar navíos de mucho porte al enemigo), mas no es así la dicha Almiranta, sino un bagel tan levantado de obra muerta en las cabezas, que paresçe a lo largo de quatrocientas toneladas, no siendo más que de ducientas y cinquenta, y así es tan tormentoso en la mar y tan incapaz de artillería en su proporción como la Capitana. Todos estos defectos y otros que por no cansar a V.E. no se refieren, han venido desde el astillero y fábrica destos navíos, hechos para la merchantería.

13 Del patache, la lancha y chinchorros no trato, porque el primero es menester vararle que no está de ningún provecho, como lo declaran

11 Cfr. el párrafo 233, que en el pasaje pertinente dice: " .el navío Nuestra Señora de la Antigua, que los dos últimos años ha ido sirviendo de Almiranta, que de primera compra y aderezo que cuando se tomó se le hizo, montaría 30.000 pesos, y por pequeño que es, siempre podrá servir de patache mejor que los que hasta ahora ha habido..."

los de la visita, y quando lo estuviera, un bagel de ciento y treinta o ciento y quarenta toneladas lo mismo viene a ser que la lancha y los dos chinchorros que pone V.E. en quenta de la Armada, no siendo sino bageles que la sirven y hacen lo que se les ordena, como en España. Los barcos luengos y saetías tengo memoria, señor, que las ocasiones en que V.E. y yo hemos hablado de esta poca o ninguna fuerça de mar sobredicha, ponderaba yo el fiar V.E. cada año tan grande tesoro habiendo de meterse casi todo en el navío sobredicho Capitana, porque a la Almiranta, siendo tan pequeño vaso, le tocaba poco, V.E. se sirvió de responderme que para resistir a una Armada de enemigo no puede haber fuerça en la nuestra, sino fuese menoscabando el dicho tesoro, y que esto se ha de defender con las fuerças y oposición que en España se hace a los enemigos, demás de que los marineros le habían asegurado a V.E. que por razón de lo delgados que en esta Mar del Sur usan los navíos, nunca los enemigos, aunque vengan, pueden ganar el barlovento a ningún navío de Su Magestad; y en fee de esto V.E. ha corrido con seguridad. Demos muchas gracias a Nuestro Señor que el caso no ha llegado, mas como yo dixe a V.E. en la misma plática, una o dos urcas de ladrones como ellos las traen, si se hubieran resuelto se lo llevaran todo, porque como queda dicho, estos dos bageles no ticnen ninguna defensa, y dixe a V.E. que el haberle persuadido a que por raçon de los dichos delgados no podrían los enemigos ganar el barlovento, fué un engaño que con demostración, en junta de marineros què hize, quedó asentado por gran yerro, sin poder negar que al mejor navío nuestro les dará una urca flamenca vueltas como a un hombre de a pie se las puede dar el que va a caballo, y esto sucede en la Mar del Norte, donde algunos pretenden competir con los flamencos, mas nunca se dexa de perder con ellos en lo del barlovento, por la ventaja que para esto hacen en la cuerda, velas y marineros y fábrica de sus navíos, y los delgados de la fábrica del Mar del Sur sirven para no descaecer mucho a punta de bolina, pero no para aventajarse ni ganar, antes son como unos pontones, que al paso que los delgados dichos los espaldean para tenerse, los impiden juntamente para hacer navegación considerable, y de aquí resulta tardarse tanto tiempo en llegar al Callao el navío que sale de Panamá, pues ha havido ocasiones de cinco y seis meses de tardanza. Lo que sucedió al enemigo, que enviando desde aquí una esquadra de cinco o seis navíos a que hiciesen el efeto que hicieron en Guayaquil, volvieron por punta de bolina al Callao en quince días, con asombro de los marineros de esta costa, porque los de la Mar del Sur que tanto continúan la venida de Guayaquil al Callao, se tardan siempre la mitad más. Dexo a la consideración de V.E. sobre esto qúan dichoso ha sido en goçar once años libre de tan gran peligro, y que aunque yo pudiera asegurarme la fortuna desta manera (que no es posible ni razonable prometerme lo que no merezco, como lo ha

brá V.E. merecido, porque son cosas en fin reservadas a la Providencia y mano poderosa de la misericordia de Dios para usarla con quien El es servido), digo últimamente que soy obligado a hacer navíos de Armada, no para resistir otra fuerza de Armada de enemigos encaminada a invadir estos Reynos, que para eso ya he confesado a V.E. que soy con su opinión que no hay sustancia para ésta oposición en las fuerzas de mar que aquí podemos poner, mas para defender el tesoro y estandarte de Su Magestad, quando no hubiera dada orden que se hagan navíos, como la ha dado, la precisa necesidad obliga a hacer algunos, que aunque no sean quatro como lo manda Su Magestad, sino tres, éstos de tal porte y disposición que no solo puedan castigar a un pirata que se puede atrever con la facilidad que queda dicho, sino a una esquadra de seys u ocho navíos que lo intentasen, que siendo navíos que llaman de barba, uno solo suele desembarazarse entre otros, quanto más teniendo dos buenos compañeros de su mismo porte. He dicho mi obligación, pero la que a V.E. corre de ayudar esta materia dondequiera que se le ofrezca, no me toca ni aun insinuarla, que sería hacer ofensa al gran celo que V.E. tiene del servicio del Rey; sin embargo, no puedo dexar de decir que la razón pone a V.E. muy aguda espuela quando traiga a la memoria las cargas que me quedan en los gastos de Guancavelica, Armada y aprestos de que no queda cosa de provecho, ni en la fortificación del Callao, donde para poner verdadera defensa también se ha de consumir muy crecida suma.

12

14 V. E. me dize que dexa dos galeras reales de a veinte y seis bancos acabadas, y me favorece V.E. en suponer lo que yo había de celebrarlas por ser de mi profesión, y confieso a V.E. que desde que lo supe, que fué en Panamá, me alegró mucho la nueva, pero después de haber llegado, con haber tomado bien toda la noticia que pide esta ma· teria, diré a V.E. lo que siento en ella. Yo paso porque haya hecho estas galeras un maestro que no solo no hizo tal fábrica nunca, sino que no ha visto galeras, porque si bien las he reconocido defectos considerables, pueden remediarse algunos y tolerarse otros, lo que no se pu

12. Cfr. el párrafo 229, que a la letra reza: "Cuando llegué hallé las tres galeotas que en la ocasión de la Armada holandesa del año 1624 había mandado fabricar el señor Virrey Marqués de Guadalcázar, que con las demás embarcaciones que entonces hizo, y de que adelante trataré, fueron de mucho provecho para obli garle a que levase; pero dudábase de si en caso de necesidad que obligase a ir a Panamá podrían hacer el viaje, llegando a parecer que era casi imposible su vuelta por haber de venir barloventeando; resolvíme a hacer la experiencia con una, y salió tan bien, que traté luego de enviar un galeón por madera a Pueblo Nuevo y Chiri, quí, en la costa de Nicaragua, donde la había más a propósito, con que se trajo para fabricar dos reales de a 26 bancos por banda, que son las que V. E. halló acabadas de hacer; tales, que las mejores de Levante no las aventajaban, y parece que fué adivinar que V. E. había de sucederme en tenerlas, por la afición y la experiencia con que se halla de esta materia, por lo que las ha gobernado, y lo que pueden servir e importar para seguridad de dicho puerto y ofensa de cualquier corsario que quiera infestarle y comodidad de que lleven la plata, aunque sea a vista de superior armada suya de bajeles de alto bordo..."

« AnteriorContinuar »