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Como se vé, había intervenido muy poco en la Rebelión de Gonzalo Pizarro; así que aunque estaba muy seguro que de profundizar todos estos momentos en que había intervenido, iba por supuesto a encontrar muchos documentos interesantes, tenía que dejar esta investigación para cuando le tocara turno, ya que antes debía investigar sobre momentos más importantes y de mayor interés.

Es por esto que solo el año 1954, o sea después de haber investigado veintinueve años en la historia de la Rebelión de Gonzalo Pizarro, me ocupé de Vaca de Castro y de esos momentos en que intervino en aquel levantamiento.

Debo confesar que cuando llegué al archivo de Indias a pedir los legajos en que sabía estaban estos datos, tenía cierta curiosidad personal, debido a determinada concepción que podríamos llamar psicológica, que tengo sobre los personajes históricos. La mayoría piensa —y creo que también los que se consideran filósofos que un hombre honrado, puede cometer en un momento dado un latrocinio, y que un hombre bueno, puede hasta gozar con alguna maldad. Es la historia del Doctor Jekill y de mister Hyde. Quizás esto ocurra con algunos sujetos y también en las relaciones sexuales, y aún en aspectos insignificantes de la vida; pero no me parece que en líneas más importantes, quizás medulares. Y terminando con estas reflexiones comunes, diré que cada vez que se ha atribuído una maldad a un hombre bueno; o un latrocinio a un hombre honrado; o se ha tildado de cobardía a un español, y al decir español, digo a un valiente; me he dedicado a profundizar y estudiar mejor el momento aquel, y siempre he encontrado que no había existido tal maldad, ni tal latrocinio, ni tal cobardía.

Siendo esto así, o sea conviniendo en que lo blanco es siempre blanco, y lo negro es siempre negro; por lo general en la vida no se enfrentan seres que siguen la misma línea. De mí sé decir que en mi profesión, en mi vida familiar, y en mis relaciones económicas, solo he chocado y me he enfrentado, a quienes son totalmente distintos a mí. Conste que no los califico, sino simplemente afirmo: que son totalmente distintos a mí.

Se comprenderá, que habiéndose tanto enfrentado Vaca de Castro a Gonzalo Pizarro, me intrigaba sobremanera, así fuera bajo el aspecto psicológico, y la comprobación o refutación de esa tesis, estudiar a Vaca de Castro, y saber, por ende, si Gonzalo Pizarro en algún momento de su vida, no fué ese paradigma que siempre había yo admirado, y si Vaca de Castro procedió bien, cuando se le enfrentó o actuó en campo contrario.

Terminado este estudio --dentro de lo poco que puede llegarse a alcanzar en estas investigaciones- me ha quedado la satisfacción de haber probado en varios trabajos, no solo todo lo que indico al principio

de este artículo, sino hasta que Vaca de Castro fué el causante de la Gran Rebelión.

Pero como al investigar sobre un personaje histórico es imposible circunscribirse a la época que se estudia, además de todo lo referente al Alzamiento de Gonzalo Pizarro, he encontrado otros datos sobre Vaca de Castro.

En artículo publicado en El Comercio del 7 de julio de 1955 me ocupé de Vaca de Castro y de la explotación que realizó con la momia o zancarrón del Inca Huaina Capac.

Y ahora, vamos a otra sombra.

Al venir de España Vaca de Castro, se trajo un negociado, que de haber resultado, habría nada menos que alterado los límites territoriales del Perú.

Mucho se ha tratado sobre la demarcación entre la Nueva Castilla y el nuevo Reino de Toledo, o como hoy diríamos: entre el Perú y Chile. El negocio de Vaca de Castro, consistía nada menos que en llevar los límites del Reino de Nuevo Toledo, hasta Guarmey, para vender enseguida la escribanía mayor de ese reino que ya con esa extensión territorial, resultaba un pingüe negocio.

Sabido es que los paniaguados del Rey, se repartían todas las grangerías de las nuevas tierras descubiertas y conquistadas; y uno de ellos: el famoso Juan de Saamano, -él por mucho tiempo considerado autor de una de las partes de la Crónica de Cieza— había conseguido de Carlos Quinto la escribanía mayor de estas regiones, y no por supuesto para ejercerla, sino para mercar con ella, vendiéndola al que más le ofreciera.

Ya había vendido al simpático conquistador don Gerónimo de Aliaga, la escribanía mayor de la Nueva Castilla; y al venir Vaca de Castro al Perú, y seguramente por idea de éste, —que era hombre muy astuto y además del Consejo de Su Majestad-, se le ocurrió ofrecer en venta la escribanía mayor del Nuevo Reino de Toledo, pero comprendiendo en su jurisdicción nada menos que la rica ciudad del Cuzco, y aun la ciudad de los Reyes, si es que se podían llevar los límites hasta Guarmey.

A alguien sorprenderá pretensión tan exagerada, pero debo recordar que Vaca vino como comisionado regio y con facultades para tomar en su cabeza, no solo la Nueva Castilla, sino también el Reino de Nuevo Toledo, de haber muerto Almagro y también Pizarro.

Para el Rey y para España, el asunto era totalmente indiferente. Lo fué vital para Pizarro y Almagro; pero en el caso de que Vaca encontrara que ambos habían muerto (que en España ya lo presumían, dado que no hay pueblo en el mundo en que las luchas civiles sean más enconadas) y siendo ya Vaca gobernador de toda la tierra, lo mismo daba que el límite entre la Nueva Castilla y Nuevo Toledo, estuviera al sur del Cuzco, que en Chincha o en Guarmey.

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Llegado Vaca al Perú, y con esas dotes de persuasión que tienen los individuos iguales a Vaca, le fué fácil conseguir quien adquiriera la escribanía mayor, que traía para negociar. Ofreciéndole a Pedro de Avendaño, convocar a los pilotos para que dictaminaran en el sentido de que las doscientas setenta leguas concedidas a Pizarro solo llegaban hasta Guarmey o a lo mas hasta Chilca, consiguió de él, por la escribanía mayor de Nuevo Toledo, una suma mayor que la que había dado otrora don Gerónimo de Aliaga, por la escribanía mayor de Nueva Castilla, y no solo esto, sino que le sacó la mayor parte del precio inmediatamente o como decimos hoy: al contado.

De haberle sacado todo, ahí habría quedado el negocio, pero como quedó una parte pendiente (para aliviar al lector no especializado, omito cifras, que pueden encontrarse en los documentos que publico como anexos a este trabajo), Vaca para conseguir su pago, se vió obligado a reunir en el Cuzco a los pilotos, para que dieran sus pareceres, y por supuesto en el sentido de que las doscientas setenta leguas concedidas a Pizarro concluían en Guarmey o a lo mas en Chilca. Contaba para

ello, con su autoridad, y además con algo que solo ahora se conoce por los documentos que van anexos, y es que el Padre Bobadilla, ese mediador en la disputa entre Pizarro y Almagro, y que todos creían había estado al lado del primero, había opinado que la gobernación de la Nueva Castilla, no pasaba de Chincha Baja, la capital de Almagro.

Los documentos que se publican prueban también algo que se desconocía, o sea que Vaca buscó los pilotos "los mejores que había en la tierra", que éstos fueron al Cuzco a tomar el sol y "altura para dividir" y que aún llegaron a dar opinión, favorable por supuesto para el negociado, cuyo saldo de precio deseaba cobrar Vaca para el Secretario Juan de Samano, y para él, como inventor y comisionado.

Pero en estos momentos surgió el conquistador don Gerónimo de Aliaga y defendiendo sus intereses que eran también los de esta tierra peruana que tanto amamos, dió al traste con el negocio de Vaca de Castro, y defendió así los límites territoriales del Perú.

Y acá viene una apostilla, al estilo del General Mendiburu, ya que a los que escribimos o borroneamos sobre historia no se nos puede quitar el único halago que tenemos de ensartar alguna reflexión o respirar por alguna herida. Digo, que Gerónimo de Aliaga, al defender sus intereses, defendió también los derechos territoriales del Perú.

¡Benditos los que tienen como intereses particulares, los mismos que los de la patria, y por eso una vez indiqué que Gonzalo Pizarro se había levantado en defensa de los intereses de la tierra peruana, que eran también los suyos. No debe imputarse jamás la defensa de intereses individuales, a quien tiene la suerte de defender al propio tiempo los de la patria.

Y acá concluye la apostilla, y las reflexiones comunes, que constituyen un desfogue, y el único premio que conseguimos los que escribimos o borroneamos sobre historia.

Y volviendo a don Gerónimo de Aliaga y su éxito al dar al traste con el negociado de Vaca de Castro, diré que no solo dependió de sus méritos, que eran grandes, sino de que había sido mucho para Vaca de Castro y éste no se atrevió a enfrentársele. Aliaga, como tengo escrito en un trabajo "Gerónimo de Aliaga, teniente-gobernador del Perú", tuvo el palo en Lima, por el Rey y Vaca de Castro, nada menos que cuando éste fué a castigar a Almagro el Mozo, o sea le cuidó y defendió la retaguardia en momento tan culminante, y a quien de estrategia entienda, sabe lo que esta tranquilidad significa, mas cuando la balanza en Chupas estuvo tan al fiel, que quedaron sobre el campo el mayor porcentaje de muertos que se ha conocido en batalla alguna.

Vaca, a pesar de los pareceres de los pilotos, tan favorables a la extensión de la escribanía mayor de Nueva Toledo, que había adquirido Pedro de Avendaño, tuvo que renunciar a cobrar el saldo del negociado, y respetar los intereses de don Gerónimo de Aliaga, que eran los intereses del Perú. No perdió eso si toda esperanza, sino aún prometió a Avendaño, que al regresar a España, conseguiría que el Rey, de acuerdo con cl Padre Bobadilla y con los pareceres de los pilotos, diera al Nuevo Reino de Toledo, esa extensión territorial que ambicionaban, y a fin de que le enviara a España al Secretario Juan de Saamano y á él, ese saldo de precio que había quedado pendiente.

Felizmente para el Perú y también para el simpático don Gerónimo de Aliaga, Vaca fué a dar a una cárcel en España. Ahí le llegaron cartas de Pedro de Avendaño, reclamándole el cumplimiento de sus promesas, y contando con las influencias del Secretario Juan de Saamano y de sus allegados; y por supuesto con la amenaza de pedir la restitución de los 4380 pesos de oro que le habían sacado a cuenta.

Terminó el proceso de Vaca con un final, que apenas puede explicarse, y fué que a pesar de haber escrito Carlos V ¡El César, Dominador del Mundo! que solo se le pusiera en libertad, si renunciaba a su cargo de miembro del Consejo de Su Magestad, Vaca de Castro con cierto carácter que indudablemente tuvo, no aceptó perder ese cargo, y sin que conozcamos los incidentes, lo cierto es que terminó libre y como Consejero de Su Magestad. Salvó por supuesto sus bienes, y aún debió recuperarse de los menoscabos que le originó el proceso, ya que como un relieve o reliquia de todo lo que tuvo y dejó, ahí está esa Fundación del Monte Sacro de Granada, donde aún se conservan los cuadros que de sus hazañas hizo pintar su hijo, con los cueros que los artistas indios le enviaron del Perú y en que copiaron los frescos que decoraban los corredores de la casa de Diego de Mora en Trujillo.

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Pero fuera que Vaca no se preocupara más de ese negociado, o que las cosas en el Perú hubieran tanto cambiado, como para no cifrar esperanzas en engañar a quienes tan fogueados estaban con tantas guerras civiles, lo cierto es que no consta que Vaca hubiera insistido en alterar los límites entre Nueva Castilla y el Reino de Nuevo Toledo, que le permitieran cobrar el saldo adeudado; y gracias a ello y por supuesto a Aliaga, el Perú conservó su circunscripción territorial.

Y por eso al comenzar este trabajo, consideré como uno de los mejores defensores de la integridad territorial del Perú, al simpático conquistador don Gerónimo de Aliaga.

DOCUMENTOS

CARTA DE PEDRO DE AVENDAÑO A JUAN DE SAAMANO

Muy magnífico señor:

La magnificencia y valor de v.m. da ocasión de serle todos aficionados e deseando entrar en esta cuenta e acorde de hazer fundamento para que la oviese é fué entender con el señor licenciado Vaca de Castro que me renunciase en nombre de v.m. el oficio de escribano mayor de la nueva Toledo, aunque después que se me renunció me ha dado tanto trabajo en la admisión y me la dará en la división, según acá se dan los entendimientos a lo que de allá se provee, que ha de pasar mas que el principal, si Dios e v.m. no lo remedian e con brevedad e pues a v.m. le va tan buena parte como a mi e mas y hay tan buen aparejo con la ida del licenciado Vaca de Castro que lo sabe todo y ha visto por vista de ojos e le sabrá dar el fin que conviene dando lo suyo a cada uno y estan allá las capitulaciones que su magestad hizo con don Francisco Pizarro sobre el descubrimiento e población de las dozientas leguas de gobernación y las setenta de prorrogación, por donde se verá como se manda que se midan ¡uengo de costa e no en otra manera, ni ay otra cosa en contra mas de la cédula de S. M. que trajo el Padre Bobadilla por la que se mandaba que se midiesen nortesur meridiano y parece estar revocada por la provisión que ultimamente se envió al señor Presidente Vaca de Castro para que hiciese la división de los límites por donde manda que se dividan conforme a la capitulación y prorrogación, a v.m. suplico se entienda que esto se haga e cumpla por que yo certifico a v.m. que siendo informado de pilotos de la costa sobre que midiéndose luengo de costa se acaban las doscientas setenta leguas veinte leguas abajo de esta ciudad de los Reyes y convernia mucho al servicio de v.m. que se efectuase, de mas de me la hazer muy señalada, porque entendiendo que Gerónimo de Aliaga dió 7000 psos por 270 leguas, y que yo di por 200 leguas 8000 pesos y tengo que ser favorecido y ayudado, mayormente que de lo bueno está gozado y que para sacarse cabdal es

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