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sentada por los cementerios de La Puntilla, de la Waka Blanca y otros ubicados en la misma área de las anteriores, corresponde al período último de la cultura local Chincha" (cf. pp. 117-118). Poco tiempo después advirtió las semejanzas de estilo y técnica entre la alfarería de Paracas y ciertos tipos de la alfarería Chavín (cf. Origen, desarrollo y correlación de las antiguas culturas peruanas, en Revista de la Universidad Católica: N° 10; Lima, IX-1934). Y a la postre estableció que era aquella "una nueva clase de alfarería ornamentada con los mismos motivos, y trabajada con la misma técnica de arte Chavín, aunque con el agregado de nuevos elementos tipológicos que la vinculan genéticamente con la clásica alfarería de Nasca, tales como las formas globulares derivadas de los tipos de lagenas, los golletes tubulares imitando huesos de aves, y la pintura polícroma a base de tintes oleosos o resinosos" (cf. Sobre el descubrimiento de la cultura Chavín en e Perú, en Letras: No 26; Lima, IX-XII de 1943). Por tanto, la inicial caracterización de la cultura Paracas quedaba superada, y su relación local con la cultura Nazca había trascendido a su ubicación en el horizonte de la cultura Chavín. En efecto: "Con la denominación Paracas -nombre del más importante yacimiento arqueológico del Centro Andino- se designa un conjunto de culturas relacionadas entre sí por ciertos caracteres comunes o por caracteres semejantes, como si correspondieran a diversos aspectos de una misma civilización o a las diversas etapas por las que ésta ha pasado en su largo desarrollo...: Wari o Wanka, Chanka, Chukurpu y Rukana hacia la Sierra; y Chincha, Paracas y Nasca hacia la Costa""" (cf. Origen y desarrollo de las civilizaciones prehistóricas andinas. Lima, 1942). No obstante la sensible falta de una completa caracterización de la cultura Paracas, fué gestándose una apreciable serie de estudios alusivos a hechos muy concretos y particulares. Jean Levillier (Paracas. A contribution to the study of pre-incaic textiles in ancient Peru. París, 1928) ensayó la presentación de los vestidos y tocados y, al tratar especialmente sobre la técnica y el estilo artístico de un manto existente en el Museo de Brooklyn, puso cierto énfasis en la interpretación de sus símbolos. Rebeca Carrión Cachot incidió con mayor detenimiento en el mismo tema, al presentar sus observaciones sobre La indumentaria en la antigua cultura de Paracas (en Wira-Kocha: N° 1; Lima, I-1931); trazó después un cuadro general de la antigüedad y los elementos culturales de la importante civilización, volcando en forma sumaria las observaciones del propio Julio C. Tello y otros investigadores (Paracas: cultural elements. Lima, 1949); y expuso Algunas apreciaciones científicas sobre el fardo de Paracas No 294 (en El Comercio: Lima, 19-VII1956), que desenvolvió en El Salvador. Lile M. O'Neale expuso detenidamente sus observaciones sobre el arte textil; en tres trabajos principales: The Paracas mantle: the technical features (1934), Pequeñas prendas ceremoniales de Paracas (1935), y Paracas Cavernas and the Gran

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Necrópolis (Berkeley, 1942). Jorge C. Muelle y Eugenio Yacovleff describieron minuciosamente la constitución y el contenido de Un fardo funerario de Paracas (en Revista del Museo Nacional: Tomo III, Lima, 1934), y establecieron importantes conclusiones sobre el estilo y las representaciones del arte de la necrópolis. Gustavo A. Fester y José Cruellas estudiaron los Colorantes de Paracas (en Revista del Museo Nacional: Tomo III; Lima, 1934), y el primero perfeccionó más tarde los resultados de aquella primera exposición sobre la materia, al presentar Algunos colorantes de una antigua civilización sudamericana (en Revista del Museo Nacional de Antropología y Arqueología: vol. II; Lima, 1955). Cora E. Stafford abordó el estudio técnico de los tejidos en Paracas Embroideries (New York, 1941). Raoul d'Harcourt describió las representaciones de Un tapis brodé de Paracas (en Journal de la Societé des Americanistes: Tomo XXXVII; París, 1948) existente en el Museo Etnográfico de Goteburgo. Henry Wassén estudió The Fōremal fran Paracas (Goteburgo, 1950). Alfred L. Kroeber estableció la relación entre Paracas Cavernas and Chavin (Berkeley, 1953), en atención a las piezas de cerámica halladas en Ocucaje y Paracas, e identificó la influencia del estilo Chavín pero advirtiendo la presencia de rasgos originales. Junius Bird examinó en forma penetrante Paracas fabrics and Nazca needleworks (Washington, 1954) en los seiscientos años comprendidos entre el tercer siglo antes de Cristo y el tercero de nuestra era, y precisó la técnica textil, el significado de los dibujos que decoran las telas y el uso de las piezas. Y Jorge C. Muelle ofreció una sobria noticia sobre la gestación del descubrimiento efectuado por Julio C. Tello, para insistir especialmente en El Arte de Paracas (en Fanal: No 40; Lima, 1954) como expresión de un modo de vida, una visión del mundo y un estilo estético.

No cabe duda que los trabajos mencionados han contribuído en forma notoria a difundir el conocimiento de los valores culturales de Paracas, y a ubicarlos en el tiempo, tanto como en sus relaciones con otros focos culturales. Pero el material descrito y analizado en ellos es sólo una parte del que legaron los hombres que allí vivieron y crearon, pues si bien "la casi totalidad de los objetos de Paracas, o sea el contenido de 7 Cavernas y 443 fardos funerarios se hallan en el Museo de Antropología", sólo en parte están en exhibición y en parte se encuentran todavía "en los mismos fardos, tal como fueron hallados". Por tanto, era obvio juzgar que todo estudio sobre la cultura de Paracas no sólo sería parcial, sino tentativo o provisorio, en tanto que no fueren conocidos los informes de su descubridor. Y no era posible olvidar sus palabras: "Las memorias, diarios e informes sobre los hallazgos y el proceso de las excavaciones realizadas entre 1925 y 1930 no han sido aún publicados". Ni era posible olvidar que en 1941 había empezado a preparar su publicación, merced a la ayuda del Institute of Andean Research, de Nueva York.

Doce años después de la muerte de Julio C. Tello, ha aparecido la "primera parte" de su magistral obra, gracias a la plausible lealtad de Toribio Mejía Xesspe, quien concurrió al descubrimiento de Paracas-según lo ha recordado en El Comercio: Lima, 26 y 27-VIII1950, fué obligado auxiliar de las exploraciones y excavaciones emprendidas por el sabio, y recibió su postrer encargo de completar aquel trabajo. Además del citado instituto, han cooperado a ello la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y el Museo Nacional de Antropología y Arqueología. Y, a decir verdad, la trascendencia de la obra requería un prolijo estudio de los papeles del autor y una excepcional presentación gráfica, para seguir con exactitud el plan y el pensamiento originales, y para destacar la calidad de las piezas arqueológicas exhumadas. De allí el prolongado lapso transcurrido hasta su aparición.

En esta "primera parte" del magistral estudio que Julio C. Tello consagró a Paracas, aparecen únicamente la introducción y los tres capítulos iniciales. Aquella expone los antecedentes y los incidentes de la historia del descubrimiento. Y éstos se refieren: 1, a la geografía de la región arqueológica del Centro Andino y, especialmente, a los recursos naturales aprovechados por el hombre en la antigüedad; 2, a la explotación de antigüedades en el Centro Andino y, por tanto, a los tesoros arqueológicos destruídos y exhumados en la región desde la época de la conquista, las excavaciones científicamente conducidas, y la formación de colecciones y museos; y 3o, a la cultura Paracas y sus vinculaciones con otras del Centro Andino, o sea, a los centros de florecimiento y difusión de la cultura estudiada, a las etapas de su desarrollo y a sus caracteres generales. La segunda parte deberá ser preparada a base de las libretas de campo, notas manuscritas y publicaciones del autor, e incluirá dos capítulos: del arte de Paracas, de sus orígenes y sus diversas fases de desarrollo; y de los fundamentos en que se apoya la antigüedad de Paracas y su posición cronológica dentro de las culturas de la Prehistoria peruana.

Las ilustraciones tienen un alto valor gráfico y documental. Son: frontispicio y 93 láminas impresas a todo color, entre las cuales destacan 43 correspondientes al proceso de desenvolvimiento y las principales piezas del fardo funerario N° 451; 143 figuras en negro, en las cuales aparecen las más características representaciones mitológicas, simbólicas y realistas observadas en mantos y ceramios; y 2 mapas. De manera que así se pone al alcance del estudioso una exposición demostrativa de la alta calidad artística y la significación espiritual que se advierten en las creaciones de Paracas.

En conclusión: este libro póstumo de Julio C. Tello es una excepcional contribución al estudio de la arqueología peruana, y una alta expresión de la madurez del pensamiento nacional.

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INDICE GENERAL DEL VOLUMEN XXIII

Pág.

JUAN BROMLEY SEMINARIO.— ALCALDES DE LA CIUDAD DE
LIMA EN EL SIGLO XVII

CARLOS CAMPRUBI ALCAZAR.- EL BANCO DE LA EMANCIPACION

Fuentes de investigación utilizadas, p. 96.— Estudios peruanos, p. 97.—

Algunos antecedentes, p. 99.- El ensayo del economista José Alonso

Ortiz y su utilización en el Perú, p. 107. Paternidad de la iniciati-

va y proyectistas, p. 111.- El régimen monetario del nuevo Estado en

época del Banco, p. 115.- Los motivos y algunas observaciones so-

bre la necesidad del papel moneda, p. 117.- Garantía de las opera-

ciones del Banco, p. 121.- El proceso de creación del Banco, p. 131.-

La apertura del Banco y algunos aspectos de su organización adminis-

trativa, p. 137.- Prematura e inesperada destitución del primer Di-

rector del Banco, p. 141.- De la emisión, tipos, amortización y curso

del papel moneda, p. 142.- De los suplementos, intereses, reintegros,

garantías y privilegios, p. 146.— Otras operaciones y encargos, p. 148.—

Relaciones entre el Gobierno y el Banco, p. 148.- El comienzo de

sucesos desfavorables: falsificación y rechazo de billetes y las medi-

das iniciales, p. 153. Creación de una Junta para contemplar el re-

cojo del papel moneda, p. 157.- Radical decisión del Gobierno: su-

presión del papel moneda, p. 158.- La frustración del Decreto que or-

denó extinguir el papel moneda, p. 162.- Fricciones surgidas entre el

Gobierno y el Banco, relacionadas con la utilización de recursos, p.

165.- Esfuerzo para consolidar el crédito del Banco, amortizar su

papel y extinguir los adeudos del Gobierno, p. 167.- El Primer Con-

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Pág.

GUILLERMO LOHMANN VILLENA. UN INFORME VERAZ SOBRE

LA SITUACION DEL VIRREINATO EN 1640.....

Comentario, p. 278.- El informe del Marqués de Mancera, p. 279.-

1. Real Audiencia. 2. Materias eclesiásticas. 3. Curas que doctrinan.
4. Inquisición. 5. Potosí. 6. Huancavelica. 7. Materias militares. 8. In-
fantería del sueldo. 9. Compañías de infantería. 10. Defensas. 11. For-
tificación del Callao. 12. Las armas que deja. 13. Buques de la Ar-
mada del Mar del Sur. 14. Galeras reales. 15. Navío de Guayaquil.

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