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Su venida a España le fué beneficiosa como hablista. En el Cuzco su español habría sido tardo, pesado, su poco dialectal.

En Córdoba, su trato con tanto erudito dómine comunicó fineza, agilidad y casticismo a su léxico.

De Gartilaso se sabe que tuvo en Córdoba distintos domicilios, todos ellos en el perímetro de la Catedral, hasta 1605, que le nombraron administrador del hospital fundado por Antonio de Cabrera para mujeres parturientas, que se trasladó a vivir en el edificio del hospital, donde hoy está la Escuela Normal de Maestros, sobre la Plazuela de San Nicolás.

Más tarde ocupó una casa de la hoy calle de los Manriques y allí murió.

La misma, conocida antiguamente con el nombre de Casa de los Canónigos, pertenece en nuestros días a la Iltma. señora Marquesa de Santa Rosa.

Poco queda de la casa que propiamente conoció el historiador.

Sobre la calleja-una de tantas de la complicada topografia cordobesa, en que la casa moderna se halla situadase vé una ancha portada signada con el número 8, y a continuación un ancho patio, arreglado para la entrada y salida de los carruajes de sus nobles amos, y a su final, un elevado muro tapizado de naranjos cultivados en espaldar.

Parece ser que Garcilaso ocupó cierto altillo del costado izquierdo, conforme se entra, el cual tenía su entrada por el patio que dejamos dicho.

Hace falta, por cierto, sobre la fachada de la casa aquélla una lápida costeada por el Perú que recuerde la estancia que allí tuvo y las obras que allí escribió el gran cuzqueño.

Se ha dicho que Garcilaso vivió en la obscuridad y la pobreza durante los últimos años de su vida.

"Error, exclama el académico espanol don Rafael Ramírez de Arellano en su "Ensayo de un catálogo biográfico de escritores de la Provincia de Córdoba”.

Y continúa:

"Garcilaso de la Vega, conocido alguna vez por Gómez Suárez de Figueroa, según declaración propia, contenida en documentos que de él quedan, fué hombre de buena posición, pues disfrutaba de una renta sobre el marquesado de Priego y además poseía bienes en Posada y en Córdoba, donde consta que compró varias fincas en el año de 1601."

Dedicamos las últimas horas disponibles del último día que pasamos en Córdoba a Garcilaso.

Si en el ambiente de la mezquita de las mil columnas, en cuyo recinto eligió su última demora, sus manes permane cen no disueltos por la obra sutilmente disociadora del tiempo, ellos han debido experimentar, con nuestra visita, un indecible refrigerio.

Nosotros, con ese lenguaje entrañable de las almas que quieren ser oídas de otras almas, le dijimos la admiración y la gratitud que le profesa su patria.

Le dijimos que la labor de reconstitución de la historia del antiguo imperio peruano, iniciada por él ha 331 años, se halla en pleno proceso de fructificación.

Que centenares de espíritus, ávidos de saber, orgullosos con el pasado de su nación, siguen sus huellas en el Cuzco, en Ayacucho, en Arequipa, en Tacna, en Lima y en otros cien lugares del almo Perú.

Que de esa labor conjunta brotará, hoy o mañana, u otro día cualquiera, un amplio sentido de justificación para con un grandioso pasado de nuestra nación, punto de partida que ha sido de nuevos adelantos, de la que fueron promotores sus antepasados maternos, los Incas, y comentador, él, Garcilaso de la Vega Inca.

Córdoba, 1924.

Rómulo Cúneo-Vidal.

Del Instituto Histórico del Perú y de la Real
Academia de la Historia de Madrid

en clase de correspondiente.

El Capitán Hernán Sánchez de Badajoz

Conquistador de Tierra Firme, Nicaragua, Perú y Veragua

Nació en la ciudad de Badajoz, Extremadura, por el año de 1490.

Pasó a Tierra Firme con Pedrarias Dávila en 1514, ayudándole a poblar la villa de Acla y las ciudades de Panamá, Natá y Nombre de Dios. Se halló en todas las jornadas de la conquista del Istmo, siendo uno de los descubridores de las famosas minas de Veragua. En 1526, paso a Nicaragua con Pedrarias, acompañando a Gonzalo de Badajoz cuando se le dió el encargo de repoblar la villa de Bruselas. Encontróse allí cuando López de Salcedo la hizo destruír.

En 1528, siguió al Gobernador de Nicaragua, y a fines de ese año incorporóse en la expedición de Martín de Estete, al Desaguadero y Costa Rica, regresando en 1529 a Granada.

Luego, retiróse a Panamá, en donde residió hasta 1532 en que pasó al Perú con el socorro traído por el Adelantado don Diego de Almagro. (Peralta, Costa Rica, Nicaragua y Panamá en el siglo XVI. Madrid-París, 1883).

Componíase este primer socorro de más de cien soldados, veteranos en las andanzas por tierras de Indias, y hechos ya a la fragorosa lucha con la tierra. Llegaron a Cajamarca mes y medio después de la prisión de Atahualpa.

En Cajamarca residió cinco meses, pasando con el Marqués al valle de Jauja, donde se dió la gran batalla contra los indios, a diez leguas de la ciudad de ese nombre; hallóse

en ese encuentro que durante un día entero sostuvieron el Capitán Hernando de Soto y el Capitán Juan Ronquillo, y fué al alcance de los indios.

Por orden del Adelantado pasó con Hernando de Soto al Cuzco, tomando parte en la sangrienta batalla de Vilcas, y en el asalto y toma de la ciudad, en donde permaneció hasta fines de 1538. En el asalto de la fortaleza del Cuzco fué uno de los que sostuvieron la escala para subir a ella, distinguiéndose "como hombre fuerte y valiente" (Levillier, Gobernantes del Perú. Doc. Arch. Ind. II, 394.

Al iniciarse las luchas entre Pizarro y Almagro, permaneció neutral, no queriendo seguir a su amigo y jefe.

En 27 de Enero de 1539, solicitó licencia de la Audiencia de Lima para emprender viaje a España, partiendo luego, pues en Junio se hallaba en Panamá, y en 2 de Julio contraía enlace con doña María de Robles, hija del primer Oidor de la Audiencia de Tierra Firme, Robles, desistiendo de su proyectado viaje.

El Dr. Robles escribe al Cardenal Sigüenza y a los señores del Consejo de Indias, de Panamá, 19 de Julio de 1539, dándoles cuenta cómo desposó su hija con "caballero conquistador destas partes que vino del Perú y se llama Hernán Sánchez de Badajoz, de muy buenas partes, por ques hijodalgo de todas y limpio, y a vuelta de otras muchas calidades, tiene muy bien de comer. Fué uno de los primeros que descubrió las minas ricas de Veragua y tiene mucha noticia de aquella tierra......" (Peralta. loc. cit. Doc. Arch. Ind. 741) y que había concertado con él la conquista de Veragua, que ya había arreglado con Fr. Tomás de Berlanga, Obispo de esa ciudad, comisionado por la Reina Gobernadora. Por ese medio obtuvo la gobernación de Costa Rica y su conquista por Real cédula de 17 de Diciembre de 1539. En 15 de Febrero de 1540, después de terminar sus preparativos, aprestos, etc. etc. se embarcó con toda su gente en una “fusta” y un "galeón", con 60 españoles y más de 100 esclavos negros.

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