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al pecho, pendiente de una cinta blanco y rojo con la inscripción Ayacucho, debiendo ser de oro esmaltada con brillantes para los generales, de oro para los jefes y oficiales, y de plata para la tropa; que un cuerpo de cada arma en los ejércitos. del Perú y Colombia debía llevar el nombre de Ayacucho, y ascendía al general Sucre a mariscal con el "sobrenombre de General Libertador del Perú".

Antes de esta resolución Sucre había decretado, con fecha. 19 de Diciembre, una medalla para las tropas colombianas, con esta inscripción, en el anverso: "Colombia a sus bravos en el Perú", y en el reverso, un campo figurado de Ayacucho y esta leyenda alrededor "Vencedores en Ayacucho, 9 de Diciembre. Año 149"; la medalla debía ser de oro para los jefes y oficiaies y de plata para la tropa.

El Congreso de Colombia, reunido en pleno, dictó el 11 de Febrero de 1825 una ley concediendo honores al ejército auxiliar en el Perú; después de rememorar las acciones del 6 de Agosto y 9 de Diciembre de 1824, declara la citada ley: "Que este gran resultado, que asegura para siempre la libertad de la América meridional y la gloriosa reputación de las armas. de Colombia, es debido al genio del Libertador Presidente Simón Bolívar", le otorga una medalla de platina de veinte y ocho líneas de diámetro, que contendrá en el anverso a la Victoria, coronando al genio de la Libertad con una corona de laureles; ésta llevará en la mano izquierda las fases colombianas, y en rededor de este emblema, la siguiente inscripción: "Junín y Ayacucho, 6 de Agosto y 9 de Diciembre de 1824". En el reverso, una guirnalda formada por una rama de oliva y otra de laurel, y en el centro la siguiente inscripción: "A Simón Bolívar Libertador de Colombia y del Perú, el Congreso de Colombia, año de 1825". Para el general Sucre votaba el Congreso una espada de oro con la siguiente inscripción: “El Congreso de Colombia al general Antonio José de Sucre, vencedor en Ayacucho el año 1824", y para todos los individuos del ejército de Colombia que hubiesen hecho la campaña del Perú condecorados "con un escudo bordado sobre fondo rojo, de oro para los oficiales y

de seda amarilla para las clases y soldados, con esta inscripción "Junín y Ayacucho en el Perú".

Por su parte, el Congreso del Perú, en sesión de 12 de Febrero de 1825, dió una ley semejante a la expedida, con rara casualidad, un día antes por el de Colombia, en que después de expresiones de reconocimiento al Libertador, ordena que se otorgue una medalla a Bolívar con esta inscripción: "A su Libertador Simón Bolívar" y en el reverso, las armas de la república con esta otra: "El Perú restaurado en Ayacucho. Año de 1824". Disponía, además, la mencionada ley que se erigiese una estatua al Libertador en la plaza de la Constitución, que se inauguró el 9 de Diciembre de 1859 y otras preeminencias; a Sucre se le daba el grado de mariscal, con el dictado de Ayacucho.

En 1830, Gamarra modificó el decreto de Bolívar sobre la medalla de Ayacucho, dándole otra forma, aunque ya se habían acuñado bastantes de conformidad con el decreto de Bolívar, lo que explica dos modelos de medallas peruanas de esa batalla.

Después de la capitulación

Puestas en ejecución las cláusulas del convenio de Ayacucho, el Ejército realista quedó, naturalmente, disuelto; muchos de sus soldados, que habían sido hechos prisioneros a los patriotas y enrolados por la fuerza, fueron dados de alta en el Ejército libertador; los jefes y oficiales españoles obtuvieron sus respectivos pasaportes para regresar a su país dirigiéndose a distintos puertos de la costa. El virrey La Serna y los generales Canterac, Valdés, González Villalobos, Carratalá, Cacho, Atero, Pardo, García Camba, Bedoya, Landázuri, Ferraz y Montenegro se embarcaron por Islay; Monet y Tur por una caleta cercana a Lima. Muchos jefes y oficiales españoles de nacimiento quedaron radicados

en el Perú dedicándose al comercio, entre ellos el mayor con grado de teniente coronel don Tomás Romero de Albornoz, segundón de una casa titulada de Galicia que había sido herido en Bailén y en Zaragoza y que contrajo matrimonio en Ica con doña Manuela de Cárdenas del Portal, abuelos de quien estas líneas escribe.

Pero no faltaron espíritus levantiscos que desconociendo la santidad de un pacto solemne firmado por el representante legítimo de la nación española, se negasen a aceptar la capitulación y soñasen bien con una reacción en el país o bien con recibir auxilios de la madre patria, y de esta clase fueron el mariscal de campo Alvarez en el Cuzco, que trató de seguir la resistencia, y el mariscal de campo don Pío de Tristán y Moscoso, en quien, de conformidad con el pliego de Previsión, recayó el cargo de virrey, y lo asumió, pero que ante el avance del victorioso ejército de Sucre y la evidencia de los hechos, acabaron por aceptar la capitulación y reconocer la independencia, que el virrey de pocas horas notificó al país en la siguiente proclama:

"A los pueblos del Perú: Don Pío de Tristán y Moscoso, Comendador de la orden Americana de Isabel la Católica, Mariscal de campo de los Reales Ejércitos, Virrey, Gobernador y Capitán general interino del Perú, Superintendente de la Real Hacienda, &.

"Peruanos: La batalla del 9 del corriente en Quinua, de que os hablé el 22, fué enteramente contraria a las armas del Rey. Ayer se recibió la capitulación celebrada en consecuencia de este suceso, y hoy se publica para su cumplimiento. El nuevo sistema de gobierno en que vais a entrar, reclama el ejercicio de las virtudes que forman su base, y que os hará felices. Yo espero que la república del Perú será admirada por ellas mediante la observancia de las leyes civiles y militares que el Congreso haya sancionado. Hasta la publicación de éstas por el señor comisionado que se espera, deben regir las actuales con sumisión a las autoridades constituídas. Os recomiendo, pues, la unión, la subordinación y la

probidad en todas vuestras acciones.-Arequipa, Diciembre 30 de 1824.

Pío de Tristán.

Por orden de S. E.-Joaquín de Olivares.

Con la proclama del virrey interino a la Nación acatando la capitulación y reconociendo la independencia, debió quedar todo el territorio del Perú sometido a las armas republicanas, pero no fué así. Desde la traición del sargento Moyano en el Callao y la entrega de esta plaza militar a los los realistas, ejercía allí el cargo de gobernador el brigadier don José Ramón Rodil, cuya crueldad ha escrito uno de los capítulos más sombríos en los anales militares de América, y quien se negó a hacer la entrega de la fortaleza al Ejército libertador, de conformidad con una de las cláusulas de la capitulación. Refiere la Gaceta de Lima del 1o de Enero de 1825 que habiendo llegado a esta capital el teniente coronel español Gascón con las capitulaciones de Ayacucho y tratando de pasar al Callao para mostrarlas a Rodil, fué detenido en los primeros puestos avanzados de los sitiados, que tenían orden de no admitir ningún parlamentario.

En este trance, el Libertador ocurrió a la mediación del comandante de las fuerzas navales británicas a la sazón en aguas del departamento de Lima y se dirigieron a bordo del "Cambridge" el comisiado Gascón y un jefe patriota enviado por Bolívar; salió el navío de Chorrillos para el Callao, fondeando fuera del alcance de la artillería de la plaza y se despachó una nota oficial a Rodil, quien se negó terminantemente a recibirla. Indignado Bolívar, dictó el siguiente decreto poniendo fuera de la ley a los defensores del Callao:

"Simón Bolívar, Libertador, Presidente de la República de Colombia y encargado del Poder Dictatorial de la del Perú, etc.

"Considerando:

"1-Que la capitulación celebrada entre el General en

Jefe del Ejército Unido Libertador y el general Canterac, comandante del Ejército Real, comprende la rendición de las fortalezas del Callao.

"29-Que este tratado fué propuesto, convenido y firmado por el general español en quien recayó legítimamente el mando superior de los puntos ocupados por las tropas reales, respecto de haber sido prisionero el Virrey D. José de La Serna.

"3-Que el comandante de la plaza del Callao depende de la autoridad del Virrey, como que por él fué encargado de este mandato.

"4-Que dicho comandante se ha negado a recibir al comisionado, terminantemente autorizado por su propio Gobierno, para intimarle el cumplimiento de la capitulación.

"5-Que habiéndose obstinado el comandante en no oír ni tratar con los parlamentarios de la república se ha separado del Derecho de gentes.

"69-Que en conformidad de estas razones, el comandante de la plaza del Callao es una autoridad absolutamente aislada, arbitraria y sin dependencia.

"He venido en decretar y decreto:

"19-Los enemigos que ocupan la plaza del Callao serán considerados como separados de la Nación española y de cualquier otra.

29-Están, con respecto a la república, fuera del derecho de las naciones.

"3-Los buques, sus capitanes, sobrecargos y propietarios, que de cualquier modo auxiliaren a la plaza del Callao, no serán admitidos en los puertos de la república.

"49-Todo el que por tierra auxiliare de cualquier modo la plaza del Callao, quedará sujeto a la pena capital.

"5-Se exceptúan del artículo 2o todos los que, cum

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