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nado oficial. Arenale:, después de satisfacer cumplidamente a Cerdeña, lo llevó a su lado como primer ayudante de campo y fué su amigo más leal, pues lo acompañó hasta que regresó a la Argentina.

Cerdeña fué ascendido a teniente coronel el 11 de Julio de 1822. Era entonces que las fuerzas independientes de mar y tierra estrechaban el sitio del Callao, tocando parte prominente en las operaciones pertinentes hasta la capitulación de la plaza, que tuvo lugar el 21 de Septiembre del indicado año, a la división a que pertenecía Cerdeña. Este siguió desempeñando varias comisiones de importancia y a principios de 1823 se le encomendó el mando del batallón número 6, organizado sobre la base de un cuerpo de cívicos.

Resuelta la expedición del General Santa Cruz a puertos intermedios, uno de los cuerpos designados para formar la división expedicionaria era el Legión Peruana, comandado por el valiente Teniente Coronel don Francisco Jiménez, pero imposibilitado éste a causa de una enfermedad al hígado, se le dió el mando de ese cuerpo a Cerdeña. El 17 de Julio de 1823 desembarcó la división de Santa Cruz en Arica con un efectivo de cerca de 5,000 hombres; puesta en marcha hacia el interior, se formó un cuerpo de vanguardia, compuesto del Legión Peruana, dos compañías de cazadores y un escuadrón de caballería. Pasado el Desaguadero, una parte de la división, al mando de Gamarra, marchó sobre Oruro, mientras Santa Cruz con el resto ocupaba La Paz el 7 de Agosto. Mientras tanto, los jefes realistas se aprestaban a combatir a los independientes; Valdés marchaba al encuentro de los libertadores y el 25 del propio mes ambas fuerzas entraban en contacto en las alturas de Zepita, empeñándose una encarnizada batalla, en la que el Legión Peruana hizo prodigios de valor, con su jefe, el comandante Cerdeña a la cabeza. Allí resultó el bravo militar gravemente herido en una pierna por un fragmento de granada, quedando en el campo por muerto. Fué tan heroica la conducta de Cerdeña en esa acción de armas, que el General Santa Cruz lo ascendió a coronel en el campo de batalla y le confió en propiedad el mando del Legión Peruana, mando que no llegó a ejercer, porque inmovilizado por la gravedad de la herida, fué hecho prisionero por los soldados de Valdés.

La orden general ascendiendo a Cerdeña no puede ser más honrosa para el bravo militar, y dice así:

«Atendiendo al mérito y servicios del Coronel graduado comandante del primer batallón de la Legión; Peruana don Blas Cerdeña, y particularmente a los que ha contraído en la batalla de Zepita, en que ha sido herido, distinguiéndose como un bravo, he venido en nombrarlo sobre el campo de batalla coronel efectivo del dicho regimiento de la Legión».

Cerdeña permaneció por espacio de seis meses prisionero de los españoles, sin sanar completamente de la herida recibida en Zepita, hasta que fué canjeado con otro jefe realista y entonces volvió a incorporarse al Ejército patriota.

Se hallaba Cerdeña convaleciente en la ciudad de La Paz cuando ocurrió la defección del General don Pedro Antonio de Olañeta, que, a la cabeza de 5,000 hombres, desconoció la autoridad del virrey, y comprendiendo la importancia que para los independientes tendría esta noticia, se puso en marcha, y en sólo quince días realizó la estupenda jornada de La Paz a Pativilca donde tenía establecido Bolívar su cuar tel general.

Aunque el Libertador quiso aprovecharse de los servicios del fogoso Coronel Cerdeña, el estado de salud de éste no le permitía aún las agitaciones de una campaña y así se conformó con nombrarlo intendente de Lambayeque y comandante general de la costa del norte, en cuyo puesto demostró bastante actividad y acierto, proporcionando al ejército abundantes víveres, caballos, dinero, armamento, y, sobre todo, reclutas. Por esta razón no se halló Cerdeña en la batalla de Ayacucho, aunque corriendo el tiempo se le abonó esa campaña en su hoja de servicios (véase Apéndice N.o 1).

Virtualmente la guerra estaba terminada con la capitulación de Ayacucho, pues sólo hacían resistencia el terco Rodil en los castillos del Callao y el rebelde Olañeta en el Alto Perú, sin que ni uno ni otro entrañase peligro para la causa de la independencia ni pudiese dar asidero a la esperanza de una reacción, por lo cual Cerdeña solicitó su retiró, con cédula de invalidez que le fué concedida por Decreto supremo de 23 de Abril de 1825 (Apéndice N.° 2).

Aunque el veterano militar podia haber vivido tranquilo y descansado con su pensión de retiro, su carácter activo de

un lado, que no le permitía estar entregado a la inacción, y el buen concepto que de él tenían los gobernantes, del otro, fueron parte para que volviese al servicio activo, desempeñando puestos civiles y militares. Bolívar le nombró prefecto del departamento de Ica y comandante general de las costas del Sur y después le confió la administración de la aduana de Lima. Sobre este nombramiento narra uno de los biógrafos de Cerdeña el siguiente episodio: Residía Bolívar en la Magdalena y un día hizo llamar a Cerdeña, con quien entabló este diálogo:

-¿Qué le parece a usted, Cerdeña, el empleo de administrador de la aduana de Lima que le he hecho dar a usted? -Perdone V. E. pero me parece muy mal.

-Por qué?

--Porque yo no entiendo una palabra de manejo de rentas, y educado casi desde niño en la milicia, apenas soy adecuado para servir como soldado. Preferiría que V. E. me destinase al mando de algún cuerpo, donde podría ser más útil a la patria.

--No lo dudo, pero entienda usted que yo tengo muchos oficiales valientes a quienes confiarles cuerpos del ejército, pero no tantos hombres honrados a quienes entregar las rentas públicas.

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El 30 de Junio de 1826 Cerdeña fué agraciado con los despachos de general de brigada (Apéndice N. 3), encargándosele del mando de la división de la guardia, cuyos cuerpos reorganizó y puso en el pie más brillante de disciplina, y continuó desempeñando ese y otros puestos públicos hasta que sobrevino la guerra con Colombia el año de 1828. Movilizado con ese motivo el Ejército peruano al Norte, se le dividió en tres cuerpos y se dió el mando del segundo al General Cerdeña; se componía dicha división de los batallones Pichincha y Zepita. La primera estaba al mando del General don José María Plaza y la tercera al del Coronel don José Prieto, y todo el ejército bajo las órdenes del Gran Mariscal Presidente de la república don José de La Mar, hasta el 26 de Enero de 1829 en que se dió a conocer como comandante en jefe del ejército al Gran Mariscal don Agustín Gamarra, que había llegado ocho días antes a Loja al mando de otra división procedente del Sur. La valerosa conducta del General Cerdeña en la infaus

ta jornada del Portete, contribuyó a evitar que el desastre sufrido por la tercera división peruana se extendiese a todo el ejército.

Hecha la revolución por La Fuente y Gamarra, el primero en Lima y el segundo en Piura, éste último apresó y desterró al Presidente La Mar y entregó el mando del ejército del Norte al General Cerdeña y se vino a Lima, a ocupar la presidencia de la república (Apéndice N.o 4).

De importancia debieron ser los servicios prestados a Gamarra por Cerdeña, pues uno de los primeros actos de aquél como gobernante, fué el ascenso de éste a general de división con fecha 2 de Septiembre de 1829 (Apéndice N.o 5).

De regreso del Norte, Cerdeña fué nombrado comandante general de los departamentos de Junín y Ayacucho y se hallaba desempeñando esos cargos cuando el 25 de Agosto de 1830 el Coronel don José Gregorio Escobedo enarboló enel Cusco la bandera de la rebelión, proclamando la forma de gobierno federal. Gamarra organizo una expedición militar con la que fué a combatir a Escobedo en la que tomó parte el general Cerdeña (Apéndice N.o 6).

Terminada la rebelión del Cusco, Cerdeña quedó como prefecto y comandante general de aquel departamento hasta que por decreto de 5 de Septiembre de 1831 se le trasladó con igual carácter al departamento de Arequipa.

En 1832 Cerdeña solicitó su pase al retiro, mas los sucesos del año siguiente obligaron al gobierno a requerir de nuevo los servicios del veterano militar y en Enero de 1834 fué enviado a debelar la revolución que había estallado contra Gamarra. Cerdeña desembarcó en el Callao el 1.o de Febrero y fué nombrado en seguida comandante general del departamento de Lima, con retención del mando de la primera división del ejército que se estaba organizando. Terminada la organización de las tropas, el gobierno confió a Cerdeña una importante comisión en Ica; de allí siguió a Huancavelica y se batió en Huailacucho, hallánccse también en el célebre abrazo de Maquinhuayo, en que tomó parte muy prominente.

Cuando la confederación, Cerdeña se puso a órdenes de Santa Cruz e hizo toda la campaña con el valor y lealtad que le eran características. En la acción que tuvo lugar en

Yanacocha el 13 de Agosto de 1835 la división de Cerdeña convirtió en triunfo la que ya era una derrota del ejército de Santa Cruz. Durante la defensa del puente de Arequipa, Cerdeňa fué mortalmente herido; atacaba esa posición el valiente Salaverry con el denuedo que le era propio; Cerdeña resistía con no menos valor y serenidad, y haciendo lujo de sangre fría: parado en medio de las trincheras desafiaba la muerte. Uno de sus ayudantes, el Comandante Cereceda, le aconsejó que se ocultase, a lo que el general contestó:-Ya le he dicho a usted que las balas no me matan.-Pocos instantes después una bala de fusil iba a romperle el labio, debajo de la nariz, destrozándole la mandíbula. Cerdeña cayó de bruces bañado en sangre, creyendo todos que había muerto. Años más tarde y ascendido ya a gran mariscal, Santa Cruz dió el siguiente decreto ordenando que se le obsequiase con una mandíbula de plata.

«Confederación Perú-Boliviana.--Secretaría General de S. E. Palacio Protectoral en Arequipa, a 11 de Septiembre de 1837-Informado S. E. el Supremo Protector del Estado de que la imperfección física que padece el Gran Mariscal don Blas Cerdeña, resultado de las gloriosas heridas que recibió cumpliendo heroicamente con su deber en la campaña de Socabaya, puede ser en parte corregida por medio de una mandíbula artificial, y deseando dar a este ilustre guerrero un nuevo testimoino del aprecio que hace el Gobierno de sus servicios, se ha dignado resolver que se construya el referido aparato por un artista acreditado y que su valor sea satisfecho por el Tesoro público.-Publiquese y comuníquese a quien corresponda. Una rúbrica de S. E.-El Secretario General-Manuel de la Cruz Méndez.

Todos estos servicios fueron mérito suficiente para que se confiriese a Cerdeña la más alta clase militar en el ejército peruano, el grado de gran mariscal, por Ley de 7 de Mayo de 1835, y a propuesta del General don Luis José de Orbegoso, presidente provisorio de la república (véase Apéndice N.° 7)

El 16 de Marzo de 1837, Cerdeña era nombrado comandante en jefe del ejército del Centro en términos altamente

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