Don Felipe Pardo y Aliaga, satírico limeño Por RAUL PORRAS BARRENECHEA V LA MISION EN BOLIVIA El 28 de setiembre de 1830 los servicios brillantes de Pardo obtienen una recompensa: el Vice-Presidente La Fuente le nombró Secretario de la Legación en Bolivia que presidía don Manuel Ferreyros (1). La nueva Legación estaba compuesta -dice Juan de Arona- "de dos poetas, dos humoristas: meramente docto y sin genio el primero, todo aticismo y letrilla el Secretario". La misión de Ferreyros a Bolivia tuvo por objeto gestionar tratados de alianza, de comercio y límites con esa república. Era la tercera misión diplomática que acreditaba el Perú después de la malhadada de Cevallos y la infructuosa de Alvarez. Ferreyros y su Secretario no llegarían a La Paz. En Puno se unieron al Presidente Gamarra que el 15 de diciembre y los dos días subsiguientes, se entrevistó con Santa Cruz, en la célebre reunión del Desaguadero. Ineficaz esta reunión por falta de poderes de los plenipotenciarios, Olañeta y Ferreyros se citaron en Arequipa. Unas publicaciones del "Iris de La Paz", sobre la entrevista del Desaguadero, motivaron una rectificación de Ferreyros a la que Olañeta no tuvo la hidalguía de responder. La conferencia acabó de poner al descubierto la doblez del ministro aimara, quien proponía una quíntuple alianza con Colombia, Chile y Río de la Plata o una triple con Colombia, exigiendo para ella, como compensación a los sacrificios que (1). "El Conciliador".-No 81.- 13 de Octubre de 1830 (noticia del nombramiento). id.-No 91.- 17 de Noviembre (sueldo: 500 pesos). La nota comunicando a Pardo su nombramiento, que existe en copia en el Archivo del Ministerio de R. R. E. E., dice: "Lima 28 de Setiembre de de 1830. Sr. D. Felipe Pardo.- Habiendo acordado S. E. el Vice-Presidente enviar una Legación cerca del gobierno de la República de Bolivia y nombrado para ella, con aprobación del Consejo de Estado al Señor Administrador de la Aduana del Callao, D. Manuel Ferreiros, en clase de Ministro Plenipotenciario, se ha servido elegir a Ud. para Secretario de dicha Legación, en consideración a las recomendables cualidades que concurren en la persona de Ud., de aptitudes, de patriotismo y dedicación al engrandecimiento del país. De orden del mismo le aviso a Ud. para su inteligencia y satisfacción y demás fines consiguientes.-Dios guarde a Ud.-Carlos Pedemonte". este compromiso producía a Bolivia, la cesión de Arica. Inaceptable para el Perú esta base, que el penetrante genio político de Santa Cruz exigía para su pueblo, y convencido el plenipotenciario peruano de la imposibilidad de tratar honradamente con el cholo ladino y marrullero que era Olañeta, puso término a su misión (2), por la entrega que de Lima se ordenó de los pasaportes a Olañeta, cuyos chismes y sobre todo cuyas mañosas gestiones para atraer a los peruanos del Sur al plan de una anexión con Bolivia, molestaban justamente al gobierno del Perú. Ferreyros quedó en el Sur como Secretario General de Gamarra y Pardo regresó a Lima (3). El paseo diplomático a la frontera boliviana tuvo un resultado para nuestro satírico. Conoció de cerca a Santa Cruz -cuyo rostro no se le olvidaría-, tuvo una entrevista con él (4), y en sus relaciones con el taimado y enredista ministro boliviano tomó el apunte de una psicología en la que había de clavar más tarde sus risueños dardos. En la imaginación juguetona del satírico retozaban sus mejores letrillas. En el viaje el bisoño diplomático, olvidado de todos los protocolos y respetos, ensayaba sus lancetas humorísticas nada menos que contra su ministro y jefe, de cuyas retrasadas fogosidades eróticas se reía en carta dirigida al Vice-Presidente de la República encargado del Poder Ejecutivo. La carta conservada en el Archivo Paz Soldán, es curiosa porque demuestra el grado de intimidad que el joven escritor había alcanzado, sólo por su talento, con los hombres más prominentes de entonces. Pardo aparece en esa carta como un factor importante en la política: aconseja a La Fuente no hacer caso de los chismes que quieren enemistarlo con Gamarra, al que elogia y del que dice que tiene las mejores disposiciones para La Fuente. El Ministro es el que se merece el párrafo más salado: "No todo ha de ser política mi general. ¿Querrá Ud. creer que el señor Ferreyros con todo su ceño y su circunspección era o como dicen por estas tierras habia sido una excelente caña de pescar. En este viaje ha sacado los piés del plato: no habiendo mujeres en un pueblo no se podía contar con él no se separaba de ellas un momento, y ¡qué cortés! ¡qué zalamero, qué acaramelado, cómo se le ponían los ojos! Aquello era para visto. Yo me tomo la libertad de dar fé de lo que ha pasado por mis ojos, acusándole en forma y de oficio, porque sé que inquisitorialmente me ha formado cabeza de procesos sobre hechos que sólo en su imaginación han existido". La post-data remata al ministro con bastante humorismo: la Escuela de Ingenieros. (2). 23 de Febrero de 1831. "La Miscelánea" de 8 de Marzo de 1831. Lima. Imprenta de 1891. Págs. 92 a Puno, 22 de Diciembre de 1830. Tomo VII, de cartas manuscritas. Biblioteca Na - cional de Lima. "Mi general: He tenido la generosidad o por mejor decir la inocencia de leerle esta carta al Sr. Ferreyros y no será extraño que el trate de vengarse. En su juicio parta Ud. del principio de que he observado una conducta irreprensible y que ha dado que aducir a todos comparada con las bellaquerias del señor Ferreyros y considerada mi tierna edad". En Marzo de 1831 debió hallarse nuevamente en Lima, de la que había salido, poco mas o menos, en noviembre de 1830 (5). Volvió probablemente a celebrar en "El Conciliador" y en "La Miscelánea". La cuenta de los gastos de hacienda, poco meticulosa, se olvida ya de decir el nombre del editor de "los periódicos ministeriales" que en reemplazo de Pardo y hasta el 4 de setiembre (1830) había sido Pedro Antonio La Torre (6). El 25 de Diciembre de 1832 casó con doña Petronila de Lavalle y Cavero, dama de preclara alcurnia limeña (7). Capítulo VI LAFUENTISTAS, GAMARRISTAS Y LIBERALES El año de 1831 la atención pública es solicitada por dos cuestiones palpitantes: la tirantez de relaciones con Bolivia y la enemistad de Gamarra y La Fuente. El gobierno boliviano se niega a aprobar los tratados suscritos por Ferreyros y Olañeta en Arequipa, mientras los periódicos de ambos países atizan la discordia haciéndose mutuas denuncias de imperialismo. En el Perú como en Bolivia, se acusa a Gamarra y Santa Cruz, de querer arrastrar a sus pueblos a una guerra inútil, por una vanagloria personal que bien pudiera ser una emulación del sueño bolivariano. Gamarra, cuya triunfante intervención de 1828 en el caos boliviano, habíale dado tanta aureola, alentaba tenazmente el proyecto de sujetar a (5). (6). (7). "Mercurio Peruano".-17 de Noviembre de 1830. Doña Petronila de Lavalle y Cavero, era hija de D. Simón de Lavalle y de |