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la de 5 de octubre de 1824, relativa a patentes; la de 1831, que creó el catastro, aboliendo algu nos impuestos antiguos; la órden de 25 de mayo 1813, reduciendo a 4% el 15 que se habia fijado sobre las imposiciones; el decreto, durante la reconquista española, de 13 de mayo de 1815, sobre impuestos; la órden de 3 de diciembre de 1817, que estableció la continuacion del Estanco, disponiendo que se comprase el tabaco sembrado en virtud de licencia anterior; el de 9 de diciembre del mismo año, en que se imponia una con tribucion de 1% sobre el capital; el reglamento de alcabalas del Estado i alcabalas del viento, de 16 de diciembre de 1819; la de 30 de noviembre de 1820, lei que estableció el Estanco de tabaco estranjero a cargo de las aduanas i dejó libre su siembra a beneficio del comercio; la de 21 de mayo del mismo año, en que se abolió el Estanco decretado por la lei anteriormente citada, con cargo de pagar el 40% del valor por via de impuesto; el decreto de 8 de junio de 1822, que mandó rejir el estanco de tabaco estranjero; la de 19 de marzo de 1824 por la cual el Estanco fué sometido a remates parciales; el contrato hecho con la casa de Portales Cea i compañía sobre la administracion de este monopolio, i la lei de 1827, que trasladó el Estanco definitivamente al Fisco.

XIII

Los estatutos propendian a la organizacion politica; las leyes decretadas i todas las autorizaciones a la organizacion propiamente administrativa; pero no se podia observar en aquella época ningun plan determinado. Al lado de disposiciones que revelan propósitos serios de progreso, se encuentran tambien medidas orijinadas por las necesidades de aquel tiempo que revelan una situacion anormal. Las confiscaciones i secuestros, la reglamentacion de los bienes de regulares, la traslacion al Fisco de esos bienes, la incorporacion definitiva de ellos entre los fiscales, su venta en fin, los rateos a que fué necesario que los empleados estuvieran sujetos durante largo tiempo, i las contínuas guerras, manifiestan el espíritu de lucha en todos los servicios del órden público i particular, lucha que hacia imposible. una organizacion metódica i ordena la.

XIV

Fornado en los primeros tiempos de la independencia el espíritu militar, el país estuvo suje

to a continuas guerras antes de la reconquista española en 1814, en sus luchas posteriores de emancipacion, en las contiendas con los vestijios del ejército español convertido en guerrillas, en sus campañas al Perú para procurar la emancipacion completa del continente americano, en su espedicion a Chiloé para arrojar el estandarte español del último asilo que tenia en nuestro suelo, i todavía en sus luchas interiores provocadas por la ambicion de gloria o por la diversidad de empresas políticas que sus directores sostenian. Luchaba tambien el país con la enérjica resistencia de la antigua seccion española. En esta situacion ni se podia alcanzar ni era siquiera de esperar que se creasen opiniones i empresas industriales ni sanas tendencias a una organizacion más o ménos definitiva.

La industria i el comercio dieron algunos pa sos en su desarrollo relativo; pero estaban aun léjos del tiempo en que se hubiera podido aspirar al progreso industrial.

Por fortuna nuestra, los efectos de la escasez de produccion no fueron agravados en esa época con el exceso en los consumos.

La poblacion llegó a 1810 con industria i consumos reducidos i continuó sustancialmente en la misma posicion.

Su empeño principal fué procurar su independencia, para poder crear despues su progreso, i logró en ese período dominar la resistencia española, convirtiéndola de fuerza violenta en fuerza de opinion, de poder de administracion en obstáculo para entorpecerla.

Adquirida por fin la independencia nacional, constituido el órden, echadas algunas bases de posterior adelanto, siguieron todavía ejerciendo sus influencias el espíritu i la tradicion de las instituciones españolas. Pero se vió llegar la época en que, con la emancipacion política, era dado aspirar al progreso social i al estudio de la organizacion económica. (1)

CAPITULO IV

DE LA LEJISLACION ECONOMICA PATRIA

1833 A 1878 I

Para seguir un órden rigorosamente cronolojico, habríamos debido estender la época de que

colonia i la correspondiente a los años anteriores a (1) En apéndices, publicaré la estadística de la la publicacion de documentos oficiales completos.

hemos tratado, no desde 1810 hasta 1833 sino | nio del espíritu, hayan venido a traducirse en achasta 1830, puesto que es en 1830 ouando puede ciones que caigan bajo el criterio histórico. decirse que principió la éra de reconstitucion i de organizacion civil, política i económica. Así es que muchas de las indicaciones que debemos referir a la época trascurrida desde 1833, propiamente llevan por fecha una anterior,

Hemos preferido, sin embargo, agrupar las diversas medidas tomadas antes de 1833 i sujetas a espíritu de organizacion metódica, a esa éra jeneral dominada por la Constitucion de 1883, pues, buscando en nuestro estudio más que la cronolojía rigorosa de las fechas, el órden de las tendencias, no podemos echar en olvido que ol espíritu de la Constitucion de 1833 existia antes que en la letra de la Contitucion misma, en el ánimo de los hombres a quienes tocó gobernar los destinos del país desde la pacificacion política,

El espíritu de esa Constitucion vigorosa, sensata, moderada, obra imperfecta sin duda, pero la más adecuada que ha tenido la República i que ha continuado rijiéndola por largo tiempo, existia en los hombres de gobierno desde el principio de la

administracion Prieto,

Desde entónces acá debemos dividir nuestro estudio en tres épocas distintas: primera, la trascurrida desde 1830 a 1833 hasta 1861; segunda, desde

1861 a 1876; i tercera, desde 1876 en adelante. Estas tres épocas o períodos históricos se diferencian indudablemente de la éra colonial i de la éra de luchas políticas i civiles anteriores a 1830, no solo por el sistema jeneral de gobierno en la organizacion administrativa despues de la revolucion, sino tambien por la diferencia de espíritu que ha debido corresponder a una época de paz comparada con otra de trastornos i de luchas. En los tres períodos, de 1880 a 1861, de 1861 a 1876, i de 1876 en adelante, se observan tendencias más o ménos fijas, aunque no siempre correctas, tendencias que indudablemente son mui diversas de las que predominaban en la éra colonial o en la éra de guerras fratricidas.

Pero entre estas mismas tres épocas, es necesario hacer una distincion notable, que resulta de la esposicion de los propósitos i hechos predominantes, habiendo sido la primera de organizacion social, política i económica, en marcha hácia un progreso por lo menos relativo i la segunda de cierto retroceso en el espíritu de los propósitos jenerales de administracion, mientras que la última es todavía una éra que solo podrá juzgarse cuando las intenciones, que hoi no salen del domi

TI

Se habrá de notar que en este estudio no clasificamos los partidos históricos ni las administraciones, dándoles nombres ordinariamente aceptados en la práctica, para llamarlas ya administraciones conservadoras, ya administraciones liberales. I debemos confesar que, al no aplicar en este estu dio las clasificaciones comunmente aceptadas, lo hacemos por un verdadero temor: el de errar en la clasificacion misma, o el de aceptar, para ha cerlo, un criterio que no nos parece razonable.

Reconocemos, sin duda, que cada individualidad, cada partido político, puede hasta cierto punto darse o admitir el nombre que bien le pa rezca. Pero esta libertad, que se concede a las individualidades i aun a los partidos políticos, no puede estenderse lójicamente a los estudios históricos, porque entonces se corre el grave riesgo respecto de personas que no están instruidas en la correspondencia entre la clasificacion i los hechos de que acciones propias de un pensamiento liberal se atribuyan a un partido conservador, i de que los partidos aparezcan de este modo obran do en contradiccion a sus clasificaciones políticas

i sociales,

hasta 1823 i desde 1830 hasta 1861 han sido Las administraciones que han dominado al país. propiamente conservadoras? Las administraciones que han rejido sus destinos desde 1861 a 1876 han merecido el nombre de liberales?

Francamente debo confesar que si hubiera de juzgar las clasificaciones por los hechos, tal vez el nombre que yo diera seria el contrario del comunmente aceptado. En efecto, ¿han sido conservadores en el sentido social de esta palabra, en

el

que emana lójicamente de la clasificacion de la ciencia, los hombres i los partidos que desde 1810 hallaron al país en una desorganizacion completa i modificaron su lejislacion civil para constituir la familia i la sociedad bajo bases por lo ménos diversas de las que establecian nuestras antiguas leyes; los que, sin romper de un modo absoluto con el espíritu español i reconociendo el respeto que de ordinario se debe en la marcha política a las antiguas tradiciones, echaron sin embargo los cimientos de la enseñanza para ilustrar a las masas en el desempeño de sus deberes i en el ejercicio de sus derechos políticos; los que sustentaron la lejitima influencia de la República

en su accion esterna; los que fundaron como base de las relaciones internacionales la moderacion, la cordura, i a la vez el prestijio de la fuerza que da el derecho; los que en la guerra esterior obtuvieron victorias brillantes sin que la nacion contase más dolores que la pérdida de sus hijos sacrificados en luchas gloriosas, sin conmociones internas, sin exacciones odiosas; los que fundaron el crédito público del país bajo bases perfectamente sólidas e inquebrantables; los que más tarde, conociendo la ignorancia comun, llevaron por tendencia dominante la jeneralizacion de los conocimientos para crear la paz que da la intelijencia en vez de la atonía de la ignorancia; los que desenvolvieron el progreso material como uno de los justos elementos democráticos para la conservacion del orden público; los que hicieron estos esfuerzos sin pesados tributos de los contribuyentes; los que de un país nuevo hicieron, en parte, un país rejenerado? I serán partidos liberales aquellos que en vez de administrar, gobernaron; los que mantuvieron la ambicion de jefes políticos, al punto de dar premios por cada asonada para impedir una nueva; los que buscaron los recursos de sus luchas en exacciones i prorratas e impuestos gravosos; los que en luchas esternas, con más o menos gloria, dejaron gravado al país con sumas incalculables, atendida su pobreza; los que olvidaron aquella tradicion llamada conservadora que tendia a levantar a la igualdad por medio de la ilustracion i comprendieron esa igual dad abatiendo el carácter a un nivel inferior; los que sin dar al pueblo ningun reemplazo a sus sentimientos de relijion, única base antigua de su moralidad, han propendido a contrariar esos sentimientos; los que, en fin, ántes o ahora tu vieron i tienen al país en la postracion en que lo

Vemos?

Respeto la libertad que cada individuo i cada partido tiene para darse o aceptar el nombre que bien le cuadre, pero en el estudio social i económico me parece más conveniente o dar a cada partido i a cada administracion el nombre que le corresponde, o clasificar a cada hombre por sus actos, ya que buenos i malos hubo en todos los partidos, o lo que es más propio, prescindir de toda clasificacion. Encuentro injusta la práctica que ha permitido aplicar a partidos de elevadas tendencias, a partidos verdaderamente reformadores de lo existente, la más hermosa clasificacion social, o ponerse este nombre a todo partido i a todo hombre que no haya manifestado en la práctica tanta elevacion de miras,

Prefiero, pues, hacer como pueda el cuadro que revela las tendencias i los hechos de las administraciones en la esperanza de que, correjidos dentro de poco tiempo los errores en que hasta ahora se incurre al clasificar los partidos políticos, venga la verdadera historia a dar a cada cual el nombre que propiamente le corresponda. Que cada partido sea lo que es; que cada partido valga por las tendencias i las ideas que quiera hacer predominar, i que, olvidándose antiguas diverjencias de nombres, que corresponden tan solo a tradiciones de odios, no haya más diferencia entre ellos que la mayor o menor presteza, el mayor o menor empeño, con que se propenda al desenvolvimiento de toda idea de interes co

mun.

III

Al principiar este estudio de la época trascurri da desde 1830 i dominada por el espíritu de la Constitucion de 1833, nos parece necesario hacer una descripcion, siquiera compendiada, del estado en que se hallaba el país i de las causas que habian tenido mayor o menor influencia para llevarlo a él.

Sabemos ya que Chile, colonia dependiente de la Metrópoli española, apénas podia sostener las cargas que gravaban su propio Erario, las más veces a costa de auxilios españoles i a punto tal que si alguna vez se llegaron a mandar a España pequeñas remesas de fondos, fueron enviadas, conforme a una exacta frase del señor Renjifo, más bien a título de vasallaje i reconocimiento de la dependencia, que como un recurso permanente en favor del Gobierno español.

Faltaban, además, los capitales que, segun la razon i la ciencia que en ella se funda, son la base de los cultivos industriales, una de las fuentes más poderosas de todo efectivo progreso. La industria no tenia vida. Los productos, insignifi cantes en sí mismos, no tenian tampoco salida ni comercio fácil por las leyes restrictivas. Nos encontrábamos al principiar nuestra revolucion en el estado que, en pocas pero sensatas palabras, describia el señor Salas cuando decia:

«En este país donde un moderado trabajo bastaria para sustentar a un pueblo numeroso, hallo muchos individuos cercados de necesidades, pocos sin ellas, i raros en la abundancia. Nada es más comun que ver en los mismos campos que acaban de producir pingües cosechas, estendidos, para pedir de limosna el pan, los brazos mismos que la

han recojido. Así, no hai comarca en el mundo la Metrópoli i destruido, casi por su base, la orgadonde haya ménos ancianos. »

Con estos elementos verdaderamente escasos, i obedeciendo más a un sentimiento de lejítimo patriotismo que a un juicio sereno acerca de la posibilidad de obtener un éxito satisfactorio, se inició la guerra de la independencia. Las númerosas campañas emprendidas entónces para limpiar nuestro suelo de la invasion española; las campañas seguidas para arrojar sus restos i los

restos de sus auxiliares convertidos en hombres de accion; las campañas de emancipacion esterior, i lo que es más triste aun, las tenidas a consecuencia del exceso de ambicion de diversos jefes políticos, dieron orijen a nuevos atrasos en nuestra marcha económica.

Llevándose en mira, antes que todo la emancipacion del país, vinieron, para conseguirla, las exacciones de todo jénero; los donativos i empréstitos; las prorratas, las requisiciones odiosas, los préstamos, obtenidos al principio de españoles nacidos en España, estendidos más tarde a los ciudadanos de Chile; los secuestros de propiedades españolas; los descuentos a empleados públicos de toda especie, aun los militares, con oferta de posterior reintegro, i el empréstito de cinco millones levantado en Londres en 1822. Los actos a que dió orijen la falta de cordura despues de la emancipacion i la ambicion en los jefes i partidos políticos, que hacian repetidas i constantes asonadas, impidieron los buenos efectos de las medidas adoptadas desde 1810. I así, el país llegó en 1829 a una situacion que, si bien superior bajo mil conceptos a la que tenia en el principio de su lucha, no era, sin embargo, la que hubiera alcanzado si las medidas aquellas de emancipavion i organizacion social i política hubieran en contrado preparado el campo para ejercer toda Bu lejitima influencia.

IV

Resumiendo las causas principales que trajeron al país a su estado de 1830, podemos indicar como las principales las ocho que siguen, recordadas las cinco últimas por el señor Ministro de Hacienda don Manuel Renjifo, en la primera Memoria presentada al Congreso Nacional de Chile, conforme al precepto de la Constitucion de 1883.

La primera causa que debe mencionarse es la falta de lejislacion propiamente administrativa. Con la emancipacion se habian roto los lazos con

nización administrativa de Chile, sin que se hubiera llegado aun a crear nuevos elementos de organizacion ni a ordenar las relaciones entre Gobierno i gobernados, ni a dividir el territorio de un modo conveniente para el ejercicio de las funciones administrativas, aun cuando la lei de 27 de octubre de 1823 habia reconocido la necesidad de esa division, ni a establecer el órden i atribuciones de los diversos funcionarios públi

COS.

La segunda de estas causas era la falta de lejislacion civil. Conservábause, es cierto, en vijencia todos los códigos españoles, desde el Fuero juzgo hasta el código de la Novisima Recopilacion; pero ni la vijencia de las diversas leyes de España habia sido bien aceptada por la lejislacion civil nuestra; ni esa vasta lejislacion, esparcida en numerosos libros, estaba al alcance sino de mui pocos; ni se encontraba en consonancia con las nuevas ideas, opiniones e instituciones que la revolucion habia hecho necesarias.

La tercera de estas causas era la falta de administracion judicial i de reglas de procedi mientos.

La cuarta, aplicable como las siguientes al órden propiamente económico, era la destruccion i aniquilamiento de la fortuna particular, la falta de capitales que pudieran vivificar o siquiera crear la industria. A la carencia que el país habia tenido de capitales en el principio de su lucha, debian agregarse los efectos de las medidas adoptadas durante la guerra de emancipacion, medidas útiles e indispensables a veces en el órden politico, pero que económicamente debieron contribuir a aumentar el mal que se sentia, haciendo salir a hombres a veces laboriosos con los únicos capitales que habrian podido fomentar el desenvolvimiento industrial.

La quinta de estas causas fué la inexistencia. del órden interior, entorpecido durante los veinte años que trascurrieron desde 1810 a 1830.

La sesta de estas causas era la falta de todo plan regular i estable de procedimientos en los ramos de Hacienda, ya que no habia órden fijo ni regla alguna, ni para hacer los pagos ni para recaudar los impuestos, ni para establecer las relaciones lejitimas entre los contribuyentes i el Estado exactor, a tal punto que el mismo pago de la deudas públicas debia hacerse más por favor, por empeño o por viveza en el cobro, que en obediencia a los elevados principios a que está sujeta la institucion del crédito público.

La séptima de estas causas fué la pérdida de | crédito que acompañó a la administracion de Hacienda del país a consecuencia de las desgracias que se habian esperimentado. Así los contratos que por ese tiempo se hacian llevaban condiciones ruinosas e iban ahondando dia por dia el déficit de los fondos nacionales.

La última de estas causas, aunque pudiera considerarse comprendida en alguna de las anteriores, era el desarreglo en las oficinas de Hacienda, en el nombramiento de los funcionarios que tenian a su cargo la recaudacion de los impuestos, i los abusos que no pocas veces pudieron observarse en ellos..

Así, no es de estrañar que aglomeradas todas estas causas, ejerciesen unas sobre otras influencias reciprocas, i, converjiendo todas a un mal comun del Estado i a la postracion económica i rentística del país, fuesen considerables los males ántes de 1830, por más que acertadas reformas hechas de tiempo en tiempo durante esa época, contribuyesen a hacerlos menores de lo que habrian sido si con tantas causas de trastorno hubiera coincidido el mantenimiento completo de la lejislacion colonial.

Réditos i alquileres de pre

dios fiscales.......... Temporalidades de ex-jesui

tas........

Derecho sobre el camino a
Valparaiso.........

Quintos (1) i minería.......
Cartas de ciudadanía....................
Media anata....
Cuerambre........................

Derecho de carnes muertas..
Pontazgo.........

Habilitacion de edad.................
Hospitalidad......................

Bienes mostrencos.............
Propios de ciudades i villas...
Venta de predios fiscales......
Producto de la fragua.........
Aduanas........
Administracion de Estanco..
Productos de la Casa de Mo-
neda.........
Correos.....

78

2,484

18,256

752

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63

4,180

14,810

691

90

7

6

44

1,107

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888,670 429,404

1,860 18,714

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