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>> procesos mal formados (1) é levantamiento de escándalo > contra la Cristiandad. El Chantre y Arcediano fueron á ver al » Cardenal, Inquisidor general, que los oyó benignamente y > mandó poner preso á Lucero, inviando á Córdoba otros jueces > inquisidores y examinar exactamente todos los procesos for>mados, para lo cual se juntó en Búrgos una católica y gene*ral Congregacion, que resolvió lo siguiente: -En la muy >> noble Cibdad de Burgos, cabeza de Castilla, á 9 dias del mes »de Julio, año del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo » de 1508 años, estando en la posada del Reverendísimo Señor > Cardenal de España, Arzobispo de Toledo, Primado de las >> Españas, etc... lo cual todo examinado con exactísima dili»gencia é maduro consejo é estudio por el dicho Reverendisi>> mo Señor Cardenal, é Católica Congregacion en muchas se>>siones e tiempo, é por cada uno votado, pareció en concor>>dia: que los dichos é deposiciones de los testigos que depo>>nen de sermones en aparato e congregaciones de gentes pa> decian muchos defectos en sus personas é dichos, por ser >> viles, é menores, é varios, é contrarios a sí mismos, é unos >>á otros, y perjuros, é deponen cosas non verisimiles é tales, » que no caben ni se adaptan al juicio é entendimiento humano (2) » como las dicen, é que se convencen de falsedad en algunos >> articulos. Por ende que en lo que toca á los dichos sermones >> en aparato é con insignias, como lo dicen los dichos testigos, >> son sospechosos de falsedad y tienen figura más de falsedad » que de verdad, y son tales que por ellos persona alguna no >>se puede condenar ni prender (3). »

Esta resolucion, anulando algunos de los atropellos de Lucero, se publicó en San Pablo de Valladolid el mártes 1.o de Agosto de 1508, en presencia del Rey, del Cardenal y de muchos Grandes y Prelados. El Rey mandó se reedificasen las casas demolidas, para que no quedase vestigio de la calumnia y

(1) La Inquisicion lo mismo que la policía no pueden enseñar sus procesos y delaciones, so pena de que nadie haga delacion alguna. (2) Hé aqui una de las pruebas para creer loco á Lucero, pero loco maligno y de mal género: ¿qué pensar de la cordura de un hombre que cree cosas que no caben en juicio....?

(3) Puede verse el resto de la sentencia y los nombres de los consultores de la Congregacion en el citado Gomez Bravo tomo I, pág. 401.

afrenta hecha á las familias inocentes maltratadas por Lucero. Nada se dice del castigo de Lucero, que bien lo merecía. Un biógrafo de Cisneros (1) dice que éste no quiso castigarle por no rebajar el prestigio del Santo Oficio. Antes que éste era la justicia, y no quedaría bien parada la reputacion de Cisneros si hubiese por ese motivo faltado á su deber; porque es un error muy grave creer que la magistratura gane reputacion cuando se dejan impunes los atropellos é iniquidades de los jueces. Más creible es, en mi juicio, que si Cisneros tuvo por loco á Lucero, como yo creo, no tuvo por prudente castigar á un maniático, dejando la responsabilidad á quien puso en manos de un loco maligno una jurisdiccion discrecional y terrible, como era la del Santo Oficio.

(1) Quintanilla: Archetypo de virtudes.

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CAPITULO III.

NECESIDAD DE GRANDES REFORMAS EN EL CLERO, Y COMO SE HICIERON.

§. 15.

Los cristianos viejos: la Fe sin obras.

Hemos visto lo que eran los cristianos nuevos: ¿eran acaso mejores los que blasonaban de cristianos viejos? Por desgracia estos no habían dejado lo que llamaba San Pablo el hombre viejo. ¿Qué extraño era que los cristianos nuevos viviesen mal, si estos vivían peor? Un clero en gran parte, si no malo, avaro, poco ilustrado y político-maníaco; unos católicos que sólo tenían la apariencia de tales, sin caridad, sin frecuencia de Sacramentos, reduciendo la religion á prácticas exteriores, escasas y á veces supersticiosas; el concubinato en el trono, en gran parte del clero, en toda la aristocracia y mucha parte del pueblo; los Arzobispos de Toledo, Zaragoza y Santiago ostentando sus hijos naturales; los Reyes exigiendo que sus bastardos ocuparan cátedras episcopales, ¿qué ejemplo daban á los neófitos para llegar á ser buenos cristianos? Enrique IV blasfema á cada paso, anda rodeado de judíos y hombres viles, y, declarado impotente, vive en contínuo concubinato. D. Juan II de Navarra, verdugo de sus hijos, anciano y enfermo todavía, se revuelca en lascivia poco ántes de morir, y hace Arzobispo de Zaragoza al fruto de torpes amores. Carrillo se entierra junto á su hijo Don Troilo á pocos pasos del bendito San Diego de Alcalá (1). Fonseca construye en

(1) El sepulcro de D. Troilo estaba junto al del Arzobispo su padre en el presbiterio de San Diego; con un pelícano y la leyenda significativa: si el ánima no se perdiera lo que hace esta ave yo hiciera. Cisneros hizo retirar al lado del Evangelio el sepulcro del arzobispo, y llevar el de su hijo al panteon de los frailes, diciendo: ya que los prelados sean débiles, no deben estar sus debilidades dando escándalo en la iglesia,

Salamanca un palacio para su manceba, á la cual el Concejo no había querido dar aposento (1). ¿Qué sirve que estos hombres construyeran hermosos templos de piedra, si con su mal ejemplo pervertían las almas, templos del Espiritu Santo? · ¿Por qué pedían la Inquisicion contra los cristianos nuevos, que faltaban á la fe, si ellos vivían como si no la tuviesen? ¡Reforma ajena, pero nunca propia! La fe sin obras es muerta, es la fe de los protestantes. Doloroso es decirlo, pero la verdad es esta. Tal era el estado de España cuando en pos de las matanzas de judíos principió la persecucion contra los apóstatas y cristianos nuevos. Afortunadameute principió la reforma de los viejos, harto más necesaria que la de los nuevos.

§. 16.

Cisneros: su carácter austero y reformista.

Dos personas fueron las que contribuyeron principalmente á la reforma de las costumbres y de los abusos públicos: la Reina Católica y el Cardenal Cisneros; aquella en la córte y en la política, éste en la disciplina y las costumbres. A Doña Isabel á su vez la sostenía con sus consejos el venerable Talavera, cuya gran importancia histórica queda dicha. Don Fernando el Católico, heredando los vicios de su padre, harto haría en reformarse en su vida privada, siquiera fuese excelente padre, valeroso, económico y sagaz político. Todo hacía falta. Elevado á la dignidad arzobispal de Granada Fray Hernando de Talavera, la Reina quedó sin confesor, siquiera aquel continuase siendo su director espiritual, y áun político.

Noticiosa de las virtudes del guardian del convento de la Saceda, llamado Fr. Francisco Jimenez, solicitó que se le mandase venir á su lado para confesor (1592). Habiendo vacado la dignidad arzobispal de Toledo por muerte del Cardenal Mendoza (1495), la Reina, sobreponiéndose á los empeños de su marido y á la ambicion de varios magnates, prefirió cumplir con su deber, dotando á la Iglesia primada de un digno Prela

(1) Tal es la tradicion en aquella ciudad acerca de la linda casa llamada la Salina.

do. El Rey D. Fernando anhelaba aquella dignidad para su hijo D. Alfonso, el Arzobispo de Zaragoza; pero la Reina, más piadosa y cristiana, ni quería que los Obispados fueran patrimonio de la grandeza, que tantos perjuicios había traido en el siglo XV, ni ménos que en la primera iglesia de España se pusiera un bastardo del Rey, y por tanto objeto de escándalo para todos. Conociendo la Reina el carácter rigido de su confesor, no contó con él para la presentacion, ni tuvo éste noticia de ella, hasta que la Reina le puso con gran regocijo las Bulas en la mano. Enterado de su contenido, las tiró encima de la mesa, diciendo con dureza:-¡Tal disparate solamente se le ocurre à una mujer! y saliendo á toda priesa de la córte, marchó á su convento, decidido á no volver á pisarla. A duras penas se pudo recabar de él que aceptase el Arzobispado: á muchos pesó despues aquella aceptacion.

En su juventud se había dedicado al estudio del Derecho canónico. Dejándose llevar de las ideas de su tiempo, fué á Roma para obtener un mandato de providendo. Presentóse con él al Arzobispo Carrillo, el cual le hizo encerrar en el castillo de Uceda. Los Obispos de España llevaban muy á mal el escandaloso tráfico que hacían los curiales durante el siglo XV, con los mandatos y demás provisiones de igual género, llenando las iglesias de España de gente poco idónea, que en vez de estudiar preferían negociar. De esta manera á los Obispos nada les quedaba que dar, abatíanse los buenos é instruidos, y la simonía tiranizaba las iglesias. Por eso no es de extrañar que el Arzobispo Carrillo se mostrára tan duro con el clérigo de Torrelaguna, á quien tuvo preso dos años. Otros muchos Prelados procedieron lo mismo, y no fué Cisneros quien ménos desapiadado se mostró despues con los que le presentaron letras expectativas y mandatos, con algunos de los cuales hizo lo mismo que con él había practicado su antecesor Carrillo.

El encierro produjo en él la melancolía y aversion al mundo; esta segunda le condujo al claustro, y el claustro convirtió en teólogo y místico al antiguo canonista y actual provisor de Sigüenza. A pesar de eso conservó siempre aquel deseo de pureza en la disciplina, odio á los abusos y actividad en el ejercicio de la jurisdiccion, que solía caracterizar á los que se hallaban versados en el estudio de los Cánones. Por eso tan

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